Ji Min Park. Louis Do de Lenquesaing. Yoann Zimmer. Oh Kwang Rok. Kim Sun Young. Guka Han. Heo Jin. Regine Vial.
Recuerdo una película francesa de los noventa titulada La vida soñada de los ángeles, que desde este precioso título, nos acercaba a dos chicas jóvenes, perdidas en un mundo donde hay poco sitio para su inocencia y su libertad. En su día, me tocó el corazón, sin ser capaz de destacar nada en especial, y fue porque me sentí muy cerca de la pareja protagonista, entendiendo su lucha pacífica por buscar un lugar.
Viendo Retorno a Seúl, me vino a la memoria aquella experiencia, porque sentí lo mismo.
Freddie, su protagonista, es una joven nacida en Corea pero que, adoptada en su nacimiento por una pareja francesa, vive en París. Su primera visita a Seúl parece casi improvisada, intrascendente, y su primer paso para conocer a sus padres biológicos, la actitud caprichosa de una niñata inconstante. Sin embargo, vamos a comprobar durante los siguientes ocho años, que la profundidad de sus sentimientos y sus cicatrices, es mucho mayor de lo que aparenta, por mucho que ella intente esconderlo.
Y su historia, como en aquella película que citaba al inicio, me llega al alma, porque siento a Freddie muy cerca. Es narcisista, egocéntrica, inconstante, no tienen ningún respeto hacia los otros, desprecia los sentimientos ajenos desde una frialdad que puede llegar a ser cruel.... Sin embargo, yo comprendo perfectamente su dolor y su desconcierto, y siento ganas de abrazarla para que deje de ser una niña perdida.
No conocemos su infancia, posiblemente haya crecido sin problemas aparentes en un entorno acomodado, y sin embargo, cuando se asoma a sus orígenes tendrá que enfrentarse a una necesidad interior, la búsqueda de sus raíces. Me resulta difícil no emocionarme cuando ella finalmente lo hace.
El director elige un tiempo lento, reposado, que me permite disfrutar de una caligrafía elegante y brillante, llena de hallazgos visuales. También nos pide que escuchemos cada palabra y atendamos a cada gesto, porque lo importante aquí son los personajes. El conjunto que se consigue tiene mucho de hipnótico.
Supongo que os habréis dado cuenta de que en este comentario, más que hablar de la película en sí, lo he hecho de mi percepción de la misma y lo que me ha producido, y es que esta es una de esas ocasiones en las que tengo la sensación de que se establece un diálogo personal y casi íntimo con la obra y su creador. El cine tiene sin duda muchas formas de hacer magia, esta es una de ellas.
Público
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