Cate Blanchett. Nina Hoss. Noemi Merlant. Mark Strong. Sophie Kauer. Julian Glover. Marie Lou Sellem. Vincent Riotta. Allan Corduner. Sam Douglas.
Tar es una historia de arte y poder. La protagonista Lydia Tar, una directora de orquesta internacionalmente reconocida que esconde en su aparente perfección una personalidad cruel hasta el abuso, necesitada de situarse por encima de todo lo humano para sentirse segura controlando todo aquello que sucede a su alrededor.
Es una mujer tan fuerte cómo débil, una persona engullida por el personaje, que durante el tiempo que nos relata la película deberá de enfrentarse a la imposibilidad de dirigir su vida como si fuese una orquesta.
Es fácil encontrar referentes que asoman a este núcleo narrativo que, por otro lado, no es totalmente novedoso. Veo algo de La Pianista, también de Las amargas lágrimas de Petra Von Kant. Pero Tar es una película con personalidad propia, ambiciosa y conseguida.
Lo primero que me llama la atención es la fusión entre fondo y forma en una construcción muy arquitectónica. Estéticamente es sobriamente elegante, construyendo cada escena como si fuese un cuadro de diferentes elementos, es una gozada contemplarla. Y esto encaja a la perfección con un guion que, plagado de pistas, se estructura también de una forma lineal, clara, con bloques de causa efecto muy directos, envolviendo la compleja personalidad de la protagonista que se nos muestra con transparencia a pesar de su complejidad.
Por eso es tan fácil ver Tar.
Pero es imposible no llegar a un lugar común para cualquiera que disfrute esta película. Es cierto que sólo una interpretación nunca salvará una mala historia, pero cuando el material es bueno, puede elevarla. Ese es el caso. Cate Blanchett lleva a cabo una creación magnífica. Es difícil describirla porque no hay nada artificial a lo que agarrarse. Todo es perfecto, matizado, imposible si no es real. La admiramos y la odiamos, la rechazamos y vamos comprendiéndola a medida que, poco a poco, vamos conociendo la base de sus inseguridades, su desconcierto ante sonidos no controlados, su miedo. Blanchett nos la trae, no nos la muestra.
Tar encajaría en los biopics de artistas y sin embargo, es diferente, gracias a un director que decide tomarse su tiempo, ser minucioso y huir de cualquier solución fácil. Y triunfa. Lo que nos da es una película excelente que nos enfrenta a nuestros propios fantasmas ¿ como manejaríamos nosotros el poder y la gloria?.
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