Matt Damon. Ben Affleck. Viola Davis. Jason Baterman. Chris Messina. Chris Tucker. Maryon Wayans. Matthew Maher. Gustaf Skargards. Julius Tennon. Gabrielle Bourne. Jessica Green
Cada vez que escucho la definición "americanada" para hablar de una película, americana por supuesto, no puedo dejar de sentir cierta envidia. Ese adjetivo, que pretende ser despectivo, se suele referir a obras con las que ese gran país, decide contar historias que representen sus valores y revalidar el concepto del sueño americano. Se habla de esfuerzo y se habla de milagro, de personas capaces de arriesgar y de futuros. Sí, en ocasiones pueden parecernos algo ingenuos, pero bendita ingenuidad.
Los argumentos, en muchos casos, se basan en historias reales. En EEUU tienen para elegir. Y por segunda vez, como ya hizo con Argo, Affleck se decide por una de esas, en este caso, el triunfo de Nike cuando decide apostar la salvación de su línea de baloncesto a un sólo jugador, un Michael Jordan que en ese momento era todavía una promesa.
El argumento se concentra en un periodo reducido y nos habla de lo importante de luchar por aquello en lo que se cree, también del valor del trabajo en equipo y la amistad y, por supuesto, de la familia como el pilar fundamental de la sociedad.
Sí, un joven negro, buen jugador de baloncesto, podrá llegar a ser un icono mundial, eterno, y también una empresa podrá triunfar en la liza, al sustituir recursos por pasión.
Ben Affleck es un director eficaz y equilibrado. Sin complejos, consigue utilizar elementos que compongan una crónica de esos años ochenta en que tantas cosas estaban sorprendiendo al mundo. Pero no olvida la vertiente personal, apoyando a sus personajes para sacar la mejor versión de cada uno de ellos.
Nada falla en Air, una película tan honesta como entretenida que es exactamente lo que quiere.
Sí, todos sabemos que en USA también hay muchas zonas oscuras, como en cualquier país. ¿ Es eso un impedimento para seguir compartiendo la luz?. El orgullo de estos creadores debe de ser algo que nos anime a sentirlo. Sin complejos. Y aplaudir su dedicación a compartir la historia que les hace sentirse así.
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