Alvaro Lavín
Intérpretes.-
Sonia Almarcha. Elisabet Gelabert. Esperanza Elipe. Iván Villanueva. Paula García Lara. Nacho Redondo. Darío Frías. Cristina Varona
Meridional Producciones
No sé si recuerdo antes la película, magnífica, de Istvan Szabo o la gran novela de Klaus Mann en la que se basa. El caso es que la historia de este actor que se pliega al régimen nazi para poder seguir trabajando, me parece narrativamente muy potente, muy rica, y, en los dos casos antes citados, muy bien contada.
Desconocía la existencia de esta versión dramática de feo título, con la que Meridional celebra su veinte aniversario.
La propuesta es totalmente libre. Dentro de un debate sobre la necesidad de romper con el original cuando un material se adapta a otro medio, este sería un ejemplo singular. Tom Lanoye decide trasladar toda la acción, que en la novela ocupa los años que van desde el triunfo electoral de Hitler hasta la derrota bélica, al escenario del teatro principal de la ciudad, donde la compañía capitaneada por Kut Kopler, el protagonista, partirá de la asunción de la cultura como arma de resistencia, en un viaje que les llevará a la aceptación, en aras de la salvación, no personal, sino de esa propia cultura.
El texto me parece magnífico. Planteado con mucho de metateatral, la peripecia de los integrantes de la trama se completa con textos procedentes de Shakespeare, Goethe o Chejov, que enriquecen esta aventura, convirtiéndola también en un canto de amor a las tablas. Quizás el arribismo de Kopler no se traslade de manera tan frontal como en la novela, dejando a nuestra validación la credibilidad de sus excusas, pero es una opción que proporciona material para el debate.
Digo desde ya que la representación que he podido ver en el Teatro Fernán Gómez, me ha fascinado desde el punto de vista estético. Traslada la sensación de que se ha desempolvado la Historia y que, entre un decorado hecho jirones y con sus trajes manchados de polvo, los espectros han salido para representar esta obra ante nosotros. Todo ello complementado con un magnífico espacio sonoro y una tétrica iluminación.
Que buena la interpretación del conjunto, homogénea, expresiva, artificial. En el centro, Sonia Almarcha, hace una creación impecable en fondo y forma, del principal rol masculino. Que ejercicio tan difícil el suyo, dos horas sin descanso de entrega absoluta.
Puede haber algún pequeño punto de desequilibrio y un final algo apresurado, pero el conjunto es apasionante y su puesta en pie magnífica.
Misterios del teatro: el Fernán Gómez estaba ayer en menos de un cuarto de ocupación. Es de los mejores espectáculos que he visto este año. En Madrid queda poco, pero vaya donde vaya no os la perdáis.
Pincha AQUI para adquirir la novela Mefisto
Público
Comentarios