CINE: CLIFF WALKERS de Zhang Yimou

 

China 2021

Liu Haocun. Zhang Yi. Zhu Yawen. Quin Hailu. Yu Hewei. Lei Jiayin. Yi Sha. Wu Gang. Ni Dahong. Deng Jiajia.

Pocas carreras cinematográficas tan erráticas, y, en cierto modo, decepcionantes, como la de Zhang Yimou

En los años noventa era una de las referencias del cine asiático en todos los festivales. Sus estrenos suponían un  éxito seguro en las salas de versión original. En su filmografía de entonces convivían a la perfección dos géneros, en uno, el histórico, nos contaba la historia milenaria de su país con cintas como La Linterna Roja o Judou. En el otro, se acercaba a la china actual con pequeñas narraciones contadas con sencillez y transparencia, donde brillaron entre otras Camino a Casa o Ni Uno Menos

Supongo que fue un giro comercial, cuando comenzaron a posicionarse las películas de artes marciales, el caso es que nos sorprendió con una magnífica trilogía de este tipo que se inició con Hero

Y no sé si fue un error, pero mi sensación es que ahí comenzó su cuesta abajo, con propuestas tan erráticas como una versión autóctona de Sangre Fácil o, su punto final de descenso, La Gran Muralla. Un engendró bastante sorprendente. 

Sombra fue una vuelta a lo conocido. Y Un Segundo, volvía a acercarnos a su cine más personal, sin el nivel de sus primeras obras pero apuntando a retorno.

¿ Que decir de Cliff Walkers? ¿ Encaja en algún lugar?.

Lo que se nos cuenta se remonta a la invasión japonesa de China, cuando los vecinos asiáticos, volcaron toda su crueldad en el país derrotado, creando campos de concentración que podían superar a los alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Cuatro espías asumen la difícil misión de rescatar a un huido de uno de esos campos, con el objetivo de pueda salir del país y trasladar al mundo el horror de su experiencia. Son dos parejas que se separan desde su aterrizaje en medio de la nieve y a partir de ahí se verán envueltos en una trama cada vez más compleja. 

Como cualquier historia de espías que tenga como referente al maestro Jonh Lecarre,  seguirla implica un esfuerzo y hay que asumir que siempre se nos quedarán colgados algunos flecos. Personalmente, me engancho sin demasiados problemas, más allá de la dificultad que los occidentales tenemos en ocasiones para distinguir a algunos actores orientales. Por otro lado, la propuesta están tan estilizada y volcada en la acción, que no es fácil empatizar mucho con los personajes. El romanticismo se impone desde golpes que apuestan por un hermoso impacto. Mi falta de mucha conexión, se compensa mucho con mi enganche en una peripecia tan imprevisible como apasionante.

Según esto, podríamos pensar que Cliff Walkers encaja en el paquete histórico de su director. Quizás entendiendo que deja la edad antigua para acercarse más. Y lo hace con la visión barroca y de buen cine de sus cintas primeras.

Porque visualmente, la película es magnífica. Entre el blanco y la luz de la nieve constante y la oscuridad de muchas de sus escenas, la excelente producción la utiliza Yimou para ofrecernos un producto de una factura exquisita entre postales de apariencia estática y movimientos de fascinante coreografía. Es imposible no disfrutarla aunque sólo sea desde ese punto de vista.

Me gustaría, mucho, que recuperásemos la mejor versión de este director que forma parte de mis inicios en el descubrimiento de la belleza de un cine diferente. Es algo incluso personal, recordando lo que me emocionó muchas veces y las ganas con las que iba a ver sus películas. Las dos últimas que ha estrenado, Un Segundo y esta, me llenan de esperanza, tal vez algo acrecentada por el deseo. Pues eso, esperemos. Porque nadie puede negar su capacidad de hacer maravillas con una cámara.

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