Director.-
David Selvas
Intérpretes.-
Maria Pujalte. Pablo Rivero. Paula Maliá. Ferran Vilajonosa. Paula Jonet. Albert Triola. Gemma Brió
Estoy seguro de que Oscar Wilde escribió La importancia de llamarse Ernesto, con el objetivo de divertir al público de entonces, y por eso es su obra más "farsesca". Como en el resto de sus piezas más conocidas, el escenario es la sociedad de su época y la mirada está llena de ironía, pero ese aspecto tan lúcido de crónica no es más que la localización ( se que a muchos les sonará herético ), porque su objetivo prioritario era algo tan sano como divertir.
Por eso, purismos aparte, no tendría ningún sentido ponerla en pie con el sentido arqueológico de un respeto excesivo. Hace unos años, Ramón Paso nos ofreció una versión reducida, casi de cámara, con un excelente resultado. Lo que nos propone David Selvas es mucho más amplio en recursos, goza de una sugerente escenografía y una magnífica iluminación, y se atreve a introducir acompañamiento de varias canciones, algunas conseguidas y otras menos.
El resultado es, sí, muy divertido, aunque cueste un poquito entrar. La propuesta va creciendo hasta resultar hilarante y no es de extrañar que termine con el público aplaudiendo puesto en pie.
Dos notas antes de terminar:
Uno. En todas las representaciones de Wilde, parece necesario aceptar ese personaje en el que el propio autor se representaba a si mismo desde el un snobismo escéptico. Ya no encaja. Es lo único que siempre me suena anacrónico.
Y dos. La propuesta, muy disfrutable, sería más redonda, si, en la interpretación, ellos estuviesen a la altura de ellas. Lideradas por una magnífica María Pujalte, la función es de ellas.
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