Director.-
Hirokazu Koreeda
Intérpretes.-
Natsuki Deguchi. Nana Mori. Ai Hashimoto. Mayu Matsuoka. Takako Tokiwa. Keiko Matsuzaka. Aju Makita
Duración.-
9 capítulos- 45' C.U.
Netflix
Recuerdo que la primera película que vi de Kenji Mizoguchi
antes de devorar gran parte de su filmografía, fue La Calle de la Vergüenza,
donde asistíamos a la intimidad de estas mujeres capaces de convertir su
normalidad en un verdadero misterio tras su máscara. La recuerdo delicada y
extrañamente cotidiana, sensación similar a la
que tuve con el resto de sus películas, salvo quizás Los Amantes
Crucificados. La verdad es que era fácil que sonase a verdad: creo que la madre
del director había sido una de esas mujeres inaccesibles.
Cuando descubrí a Koreeda, tuve una percepción cercana pero
diferente, sus tramas familiares sí tenían la narrativa aparentemente ligera de
su antecesor, pero el desarrollo emocional tenía un punto más melodramático.
Ahora me encuentro con su primera serie Makanai, la cocinera
de las Maiko. Y me da la sensación de que la propuesta roza casi el homenaje.
La columna vertebral de la historia son dos niñas que se trasladan a la capital
con el objetivo de convertirse en Maikos. Una de ellas alcanzará su sueño, la
otra pronto se convertirá en la Makanai ( cocinera ) de la casa.
Conoceremos al resto de habitantes de ese hogar, sus
pequeñas historias a través de unos personajes pintados con sencillez y
precisión. No existen grandes dramas. Ahora las Maiko son objetivo de las
cámaras de los turistas. La serie, a través de sus nueve capítulos, es capaz de
integrar a la perfección la tradición con el mundo de hoy, con un contraste
singular y precioso que no actúa en detrimento de ninguna de ambas épocas.
Koreeda nos ofrece un producto amable y no por ello menor,
contado con delicadeza y amor por el detalle. Es un remanso en tiempos de
furia, tan exótico como creíble al tiempo que habla sin complejos del respeto
del pasado. El director se toma su tiempo, apura los detalles y transmite la sensación de contar con un infinito cariñó, no sólo ante estas mujeres, sino ante la cultura de su país.
Sólo un pero: en Netflix, el doblaje al español sólo existe en versión latinoamericana. Hay que reconocer que
escuchar a una Maiko hablar como Cantinflas tiene su punto.
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Público
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