Catherine Clinch. Carrie Crowley. Andrew Bennett. Michael Patric. Kate Nic. Carolyne Bracket. Joan Sheehyz.
Cait es una niña rara. Reservada, errante, como la califica en una ocasión su padre, silenciosa. Forma parte de una familia de cinco hermanos ( madre de nuevo embarazada ) que roza la miseria, en la Irlanda rural de los primeros ochenta. Ante la llegada de un nuevo miembro, sus padres recurren a un matrimonio de parientes sin hijos para que se hagan cargo de ella durante una temporada. Y poco a poco, esa relación entre la nueva unidad, irá convirtiéndose en algo íntimo y realmente importante.
Esta es la historia. No hay grandes dramas, no hay excesos a pesar del dolor de algunos tramos. La forma de contar de Colm Bairead es serena, desde una mirada que descansa constantemente en una belleza delicada. No hay subrayados, no hay efectos. Hay una sensibilidad capaz de captar la verdad íntima de lo que se cuenta.
Siempre he pensado que el amor es el arma y la herramienta más importante del ser humano, y para poder ofrecerlo hay que haberlo conocido. The quiet girl habla de eso entre otras cosas, de como enseñar a alguien que es digno de ser querido de una forma pura y transparente, y como, a partir de ahí, crecer como ser humano.
También nos habla de esos lazos tan profundos que pueden tejerse entre personas y que amplían el concepto de familia. Lo hace a través de pequeños detalles que alumbran lo cotidiano y que nos recuerdan que son esos momentos los que construyen la vida. A pesar de la fluidez con la que se nos ofrece, tenemos que ser conscientes, de que debajo, hay una artesanía primorosa; ya hemos citado la belleza de las imágenes, también hay que destacar una escritura minuciosa y valiente.
No sé muy bien que es lo que hace tan especial esta película sencilla, incluso humilde. Pero lo cierto es que me parece un pequeño milagro. Sin ningún artificio, nos abraza y nos lleva de la mano por su interior y, cuando nos damos cuenta, ha transcurrido una hora y media en que nuestro corazón ha descansado, sereno, con la tranquilidad y la ligera sorpresa de saber que en algunos espacios y personas existe la pura bondad.
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