960 páginas
Disponible en ebook
No tengo dudas de que La fabrica de canallas es una gran novela de espionaje, capaz de hacer un recorrido por las grandes tragedias que asolaron Europa durante gran parte del siglo pasado. Apasionante en su relato, está muy bien escrita y es difícil sustraerse, tanto de la compleja ( a veces para mi demasiado compleja ) trama política como de la personal, esta que envuelve a tres personajes hermanados en las peores circunstancias que se puede imaginar.
Sirva esto de prólogo para contar porque no acabó de enamorarme.
En primer lugar, ya lo he adelantado, no soy buen lector en novelas de espionaje. Mis conocimientos geopolíticos no son tan amplios como para seguir este rompecabezas y no perderme en más de una ocasión. No es grave, de hecho así he leído a Jonh Lecarre, es algo que tengo asumido.
En segundo lugar, y esto sí es importante, tengo un problema con el tono. El narrador, en primera persona, nos cuenta su larga historia ( se la cuenta realmente a un compañero de hospital ) y lo hace con un sentido del humor envidiable y una ironía lúcida. Lo que para muchos será un valor, a mi me distancia. No consigo entrar en el drama y de hecho no es hasta los últimos capítulos cuando aprendo la capacidad del protagonista para la crueldad ni hasta que punto ha tenido que renunciar a cualquier valor humano simplemente para subsistir.
Escucho el horror de unos años fieros, el terror con el que tuvieron que vivir ciertas personas y la responsabilidad de otros en aquel dolor, pero no puedo evitar la sensación de estar contemplando un gran guiñol, que incluso llega a causarme rechazo en lo que se refiere a la relación del narrador con el oyente por excesivamente caricaturizado este último.
No puedo evitar estar ajeno al drama en muchas ocasiones y asumirlo con cierta superficialidad. Algo que en un novela de más de novecientas páginas no siempre ayuda a caminar.
Como tantas veces he dicho, es mi opinión, lastrada por mi capacidad para entender o admirar ciertas cosas y seguro que también por otros condicionantes subjetivos. En cualquier caso, La fabrica de canallas es una propuesta valiosa desde la opción literaria y desde la histórica. Por lo tanto, no me hagáis caso, seguro que muchos la disfrutáis.
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