Director.-
Florian Micoud Cossen. Katrin Gebbe. Katy Eyssen.
Intérpretes.-
Devrim Lignau. Phillip Froisant. Melika Foroutan. Johaness Nussbaum. Almila Bracick. Svenja Jung. Raymond Tarabay. Hanna Hilsdorf. Wiebke Puls. Rauand Taleb
Duración.-
6 capítulos. 50' C.U.
Netflix
Hace ya mucho que desmitificaron a Sissi. Aquella princesa de cuento que dio para muchas películas cursis, posiblemente merecía que se tomase más en serio el drama de su vida. El primero fue Visconti con Ludwing, casi llegando a la profanación al atreverse a utilizar a la misma actriz, la inolvidable Romy Schneider, para dar una visión tan diferente del personaje.
Ahora nos llega una miniserie alemana de seis capítulos que nos cuenta sus primeros años como emperatriz, el veloz amor entre ella y su marido, el sorprendente matrimonio, las primeras revueltas sociales, su necesidad de hacerse un hueco en una corte difícil.
Y ese el el valor principal para mi, no sólo el acercamiento íntimo a un personaje que parece casi un antecedente de Lady Di sino el retrato de una monarquía totalmente decadente, enferma, perversa, posiblemente reflejo de una sociedad que estaba abocada tarde o temprano a explotar. De hecho la historia, enmarcada en unos fastuosos decorados, retratados con una perspectiva gótica, está contada casi como una película de terror. Austria aparece como un territorio donde la absoluta belleza esconde la miserable maldad, casi el decorado de un cuento.
En la trama se cuela también un hilo con fondo de thriller histórico, se sigue bien y no molesta, pero no llega a tener la entidad suficiente.
El resultado, es muy interesante, estéticamente exquisito, y nos recuerda que existen siempre diversas perspectivas para conocer la Historia, a veces, mucho más oscuras de lo que nos gustaría, pero lo cierto es que estas versiones nos hacen conscientes de lo necesarios que fueron los cambios para poder avanzar, y que hubo un tiempo en que la revolución y la violencia eran caminos.
Público
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