España 2022
Anna Castillo. Carolina Yuste. Oriol Pla. Manolo Solo. Quim Avila. Lluis Marqués
Girasoles Silvestres comienzan en una playa donde una madre joven disfruta de sus dos hijos pequeños. Hay color y la escena es muy luminosa. A pesar de que viviremos momentos dramáticos en el desarrollo de la trama, también hay luz en esa última escena de la familia paseando por el bosque, y en especial, del selfie final. Sólo hay una flecha que recorre de comienzo a término los cien minutos de esta propuesta de Jaime Rosales y es Julia, esta mujer enamoradiza y luchadora que Anna Castillo interpreta con una naturalidad absoluta y llenándola de vida. Es ella quien consigue que Girasoles Silvestres sea algo tan vital.
Como decía, Julia es la protagonista, y la parte de su historia
que vamos a conocer, se centra en su relación consecutiva con tres hombres: un
macho tóxico que, rozando la caricatura pero con contundencia, interpreta Oriol
Pla; el padre de sus hijos, posiblemente el personaje más desdibujado, y un
antiguo amigo, el más sólido.
Rosales recorre un tiempo largo manejando para ello unas
elipsis magníficas. No veo el realismo extremo de sus primeras propuestas sino
una mayor delicadeza visual. Más cariño y toma de posición hacia los
personajes, una textura más cálida. Está su honestidad visual y su buen hacer,
su transparencia.
Con respecto al mensaje, veo la propuesta más como un
homenaje a la mujer que como una crítica a la masculinidad, aunque esta no
salga muy bien parada. Quizás esa acepción del proyecto a una moda política, me
haga tener cierta alarma. Pero no por ello pierde. Girasoles Silvestres me
parece una película fantástica, con una gran carga de humanidad y, como ya he
comentado, uno de esos personajes de luz.
Muy muy recomendable
Público
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