CINE: BUENA SUERTE, LEO GRANDE de Sophie Hyde

UK 2022

Emma Thompson. Daryl McCormack

La historia que Sophie Hyde nos propone en esta película no es nueva: una mujer de edad avanzada decide contratar los servicios de un trabajador sexual para conocer aquello que no obtuvo durante su matrimonio ni en ningún otro momento de su vida. Sin embargo, detrás de cada ser humano hay siempre muchas más cosas de lo que puede verse a primera vista.

Dividida en cuatro encuentros en una habitación de hotel, la cinta es totalmente teatral, y tampoco pretende otra cosa, evitando ese error tan frecuente en este tipo de propuestas de salir a exteriores de forma irrelevante. La concentración temporal y espacial es muy importante en la solidez de este pequeño relato.

Para funcionar, las películas que remiten a una dinámica más propia de los escenarios, tienen fundamentalmente dos herramientas: el texto y la interpretación.

Respecto al primer punto, decir que Buena suerte Leo Grande está muy bien escrita. El diálogo fluye sin giros artificiales. Todo es bastante creíble y sortea los escollos de la comedia y el melodrama aunque roza ambos. Se agradece el rechazo a cualquier tipo de sordidez aunque, como se verá en el tramo final, eso en ningún caso implique pudor.

En cuanto a las interpretaciones, tengo que decir que me da cierta pena el hecho de asumir que cualquier crítica será injusta con la buena interpretación de Daryl McCormack. Y es que la película es totalmente de Emma Thompson, de hecho podríamos decir que es hora y media del mapa de su rostro, tan sincero, tan verdad y tan dolorido. Su creación es meticulosa, llena de infinitos matices y definitivamente valiente. 

Posiblemente pueda achacarse a Hyde tocar con cierta ligereza un tema importante en el que no profundiza. Yo en cambio aprecio la extraña ternura con la que lo viste. Y sí deja un espacio abierto a la reflexión, incluso más amplio de lo que se podría pensar, porque Buena suerte Leo Grande no habla sólo de la prostitución ( sobre la que establece posiciones no políticamente correctas) sino también sobre el deseo, la necesidad de sentir y la dificultad de asumir el paso del tiempo.

Una película más que correcta, elegante y con mucho disfrurable dentro.

Público


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