Directores.-
Mike Barker. Jamie Childs. Mairzee Almas. Andres Balz. Corale Fargeat. Louise Hooper
Intérpretes.-
Tom Sturridge. Gemma Coleman. Gwendoline Christie. Boyd Hoolbrok. Kirby Holwell Baptiste. David Thewlis. Charles Dance. Razane Jammal. Patton Oswalt. Joely Richardson. Mark Hammill. Stephen Fry. Mason Alexander. Asim Chaudry. Sandra James. Sanjeev Bhaskar. John Cameron. Ferdinand Kingsley. Cara Horgam. Robert Allam. Cassie Clare. Ben Wiggins.
Duración.-
10 capítulos 50' C.U.
Netflix
No soy conocedor de toda la obra de Neil Gaiman ni mucho
menor, pero sí he leído algunos de sus libros y he visto películas basadas en
sus relatos. Creo que es muy interesante su capacidad de resucitar la mitología
clásica integrándola en la actualidad y vistiéndola de la textura del cómic.
Sandman parece un compendio de su mundo. El protagonista,
Morfeo, el hombre de arena, dios del sueño, es uno de los miembros más
poderosos de una familia que incluye deidades como Deseo, Lucifer,
Desesperación…. y se rodea de personajes como Caín y Abel. Ellos, al igual que
sus antecesores griegos, mantienen una relación llena de disputas secretas,
cuyas consecuencias siempre terminarán sufriendo los simples mortales.
La serie de Netflix es irreprochable desde el punto de vista
estético, la producción es fastuosa y la estética consigue sorprender de forma
continua. Escenarios únicos que se funden con lo conocido, la extravagancia
como caligrafía….
La historia comienza cuando el protagonista es secuestrado
por un perverso aprendiz de nigromante buscando la eternidad y la riqueza
infinita. Desde el pasado siglo a la actualidad, los magníficos cinco primeros
capítulos desarrollarán la historia de su huida y la recuperación de sus
atributos. En un crescendo continuo, en concreto la quinta entrega será tan
terrible como sorprendente. Pero aquí comienza el problema.
Resumiendo, diremos que Sandman sería redonda si fuese una
serie de cinco capítulos, incluso admitiendo el sexto, una especie de
intermedio didáctico. Pero los cuatro restantes no están a la altura: la narración
pierde la transparencia inicial, hay hallazgos como la convención de series o
las pesadillas pero todo me suena a gratuito y a lo artificioso que se había
conseguido evitar antes. El barroquismo
inicial se transforma en mi opinión, en una narración gratuitamente alargada
que se entabla demasiado en lo contemporáneo, con lo que nunca termina de
alcanzar ese nivel de fantasía donde en la primera parte nos sentíamos cómodos.
Tengo la sensación de que se vulgarizan las influencias de Verne, Machen, incluso
Poe…
¿Cómo valoramos una serie de la que sólo apreciamos la mitad
pero lo que apreciamos es muy muy bueno?
Como siempre en positivo. Pensemos en aquella parte que mas nos ha
gustado y, si tenemos dudas, dejemos que nos sobrecoja de nuevo la perversa perfección
del quinto capítulo.
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Público
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