1.500 páginas
La casa eterna es el edificio, o conjunto de edificios donde vivían, después de la Revolución Rusa los gerifaltes del partido y la administración pública del nuevo país. Al margen de construirse como reflejo de las ideas que el régimen quería trasladar al exterior, su modelo de habitabilidad suponía un ejemplo de la estructura antropológica que se quería impulsar en la sociedad del futuro. Es esta referencia geográfica la que Slezkine utiliza como epicentro para narrar algo tan mastodóntico como lo que fue esta revolución, tanto desde el punto de vista humano como desde el filosófico e histórico.
El empeño es tan grande como su número de páginas, sin incluir otras tantas dedicadas a las notas. ¿Y el resultado?. Vamos a ser sinceros: no creo que La casa eterna sea un libro para meterse entre pecho y espalda de forma seguida, yo lo he hecho poco a poco y entre otras lecturas, y sí, tengo que reconocer que hay algunas páginas que he leído más rápido que otras y trozos que me han costado más. Vale, una vez hecha la confesión, el mamotreto es fascinante, un ejercicio de narración inmenso, inabarcable. No entiendo como alguien puede moverse en este nivel de erudición, de capacidad para manejar datos, de no perderse en esa profusión de información. Es un empeño para una vida, pero no sólo lo valoro por eso.
El libro toca cientos de personajes, de cada uno de ellos, a través de cartas, recuerdos, su vida en la nueva era, su relación con lo bolchevique y el comunismo, su fe o sus decepciones. Establece lazos familiares, los escenarios perfectamente definidos donde se movieron sus vidas, sus posiciones frente al poder y sus purgas.
El siglo que duró el sueño está perfectamente plasmado en estas mil quinientas páginas, es un documento histórico de primera magnitud, magnífico. No hace falta seguir con rigor todos los nombres ni intentar encajar todas las historias y parentescos, lo que percibimos es un magma transparente que nos hace entender y sentir a un tiempo, el tiempo anterior a la lucha y la necesidad de la misma, el abuguersamiento de la clase privilegiada, las purgas, la crueldad de la ideología por encima de los seres humanos....
En definitiva, es una lectura obligada para cualquiera que este interesado en la historia mundial y quiera comprender lo que en su momento ocurrió en Rusia y lo que era convertir un movimiento político en religión. Su autor nos lo cuenta, lo encaja en el momento, lo compara, y dedica tiempo a reflexionar para que las cosas se analicen en el contexto.
Sí, es un libro exigente, pero da mucho, mucho, de verdad. Recomendación absoluta.
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