Director.-
Juan Carlos Rubio
Intérpretes.-
Diana Navarro. Alejandro Vera. Avelino Piedad
Recuerdo que hace unos años se edito un disco, Tatuaje, donde cantantes como Malú, Nacho Vega o Marta Sánchez versionaban coplas. Era magnífico y sorprendente para muchos. Esas canciones que tantas veces habían sido consideradas reliquias, y tan alejadas del público joven, demostraban su categoría.
En tierra extraña podría considerarse fundamentalmente un homenaje a este género. La protagonista es Concha Márquez Piquer y durante la representación les escucharemos a ella y a sus acompañantes unas ocho o nueve canciones.
Pero no es sólo un concierto. Juan Carlos Rubio ha realizado un buen trabajo en buscar un sustento dramático y lo ha desarrollado muy correctamente. Todo comienza con Concha y Rafael de León ensayando, a la espera de recibir una visita de Federico García Lorca, a quien la estrella quiere pedirle que le componga una canción. A partir de esa premisa, conoceremos algo más de esos personajes ( tengo que reconocer mi sorpresa ante la biografía de la cantante, que llegó a ser estrella en Broadway )y de lo que ocurría en España en la víspera de la Guerra Civil.
El texto contiene un canto a la libertad, tal vez algo básico, pero entiendo que necesario si queremos recoger lo que ocurría entonces, y además consigue emocionar al tiempo que encaja los números musicales sin ser sólo una excusa para ellos. Es divertido, vivaz, ágil y epidérmico.
Lo ponen en pie un trío de intérpretes fantástico. Diana Navarro tiene sobre todo una voz grande y mucho desparpajo. La pareja masculina no sólo interpreta con gracia y descaro, también cantan y se mueven muy bien.
El resultado nos debería de llevar a evitar ciertos complejos ante este tipo de espectáculos para poder disfrutarlos, como hicieron ayer, hicimos, quienes llenábamos el Teatro Marquina. En tierra extraña es un musical de cámara muy solvente, lejos ya del amateurismo en el género, quizás porque trabaja con material muy propio.
Gracioso: sólo he echado de menos más canciones. Pero noventa minutos no dan para más.
Público
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