328 páginas
Disponible en ebook.
La Señora March comienza con la preparación de una fiesta, como un homenaje a La Señora Dalloway de Virginia Woolf. Es la que la que protagonista ofrece en su casa para celebrar la presentación de la última novela de su marido, un escritor de éxito.
De todos modos pronto esa primera referencia quedará superada por otra: la turbiedad dentro de los entornos cotidianos tan propios de Patricia Highsmith ( sí, un lugar común acertado en casi todos los comentarios de esta novela, siento no ser original).
Desde la primera página, estaremos siempre en la mente de esta mujer, no narrada en primera persona, pero sí desde una perspectiva inequivocamente suya, en un nivel de coherencia abrumador. Hasta el punto de que, una vez que vayamos quedándonos atrapados en la telaraña que teje la autora, nunca tendremos claro hasta que punto nuestra apreciación de lo que es cierto y lo que no lo es resulta correcta.
Eso es lo que convierte esta novela en algo diferente y valioso: su capacidad para caminar continuamente por el filo de la credibilidad. De hecho la novela calla más de lo que cuenta, sobre las relaciones de la protagonista, sobre los sucesos en relación con su hijo que nunca llegamos a conocer, sobre el vecindario..... es sorprenderte, por ejemplo, cerrar el libro y darnos cuenta de que nunca llegamos a tener una mínima descripción de la señora March, con lo que nunca sabremos si su percepción personal es cierta o sólo otro síntoma de sus inseguridades. Y si antes citaba a Patricia Highsmith, me atrevo a decir sin que la afirmación que voy a hacer suene sacrílega, ni siquiera ella se atrevió a ir tan lejos como ha hecho Virginia Feito en su perspectiva.
Es cierto que hay algún tramo que me gusta más que otro, pero es fascinante que en ningún momento perdamos la atención dentro de una narración con tanta incertidumbre y tan centralizada en un sólo personaje verdaderamente importante.
La Señora March tiene una génesis compleja. Su autora la escribió directamente en inglés y fue un éxito en EEUU antes que en nuestro país. Es un éxito merecido. No es un libro fácil pero si importante, una actualización del género gótico más íntimo y, como ya he dicho, un arriesgado ejercicio de coherencia. Muchas virtudes que ahora no es frecuente encontrar.
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Público
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