CINE: EL LIMPIAPARABRISAS de Alberto Mielgo

 

USA 2021

Duración.- 15'

A pesar de mi afición al cine no tengo cultura de cortos. Lo siento. Nunca los he considerado una obra interesante en si misma salvo alguna excepción. Sólo recuerdo Aquel no era yo de Esteban Crespo.

Es cierto, y no disculpa, que la distribución no lo favorece. Es gracioso: un corto debería de ser a un largo el equivalente a un cuento en relación con una novela, pero se publican libros de cuentos y, sin embargo, los cortos no tienen una distribución convencional. En nuestro país, más allá de que Madre de Sorogoyen creciese o que Almodovar consiguiese llevar al circuito comercial, La voz humana ( medionetraje más que corto ), poco más.

Debería de cambiar. Personalmente me lo marco como objetivo. Si no, correré el peligro de perderme maravillas como El limpiaparabrisas.

Un hombre fuma y termina su café en la esquina de un bar, apartado de los demás pero escuchando sus conversaciones que, como es habitual, versan sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Y él se formula, nos formula, una pregunta ¿ que es el amor?.

A partir de ahí, la pantalla se transforma en un poema en imágenes donde, a través de diferentes viñetas, recorremos el imaginario de eso tan extraño e inaprensible. El amor es sin duda una pareja en la playa compartiendo en silencio el horizonte, también un hombre que confunde a su mujer perdida con el maniquí de un escaparate, un paseante que busca en cada rostro que se cruza, dos vecinos que se encuentran de repente, dos jóvenes compartiendo espacio y ausencias en un supermercado, la desesperación de una adolescente y la serenidad de dos ancianos en un banco, también por supuesto el amor son cuerpos que estallan desnudos o un beso inesperado a través de un cristal.

La textura es tan hermosa que parece como si Hopper hubiese dado un curso de comic para seguir retratando la soledad con los códigos actuales. Cada encuadre tiene un poco de obra de arte. Es elegante, delicado. 

En El limpiaparabrisas no hay una historia porque es el final de muchas y el principio de otras. Dura sólo quince minutos y cuando la recuerdo tengo la sensación de un catálogo infinito de gestos que remiten a seres humanos que pueden habitar cualquiera de nuestras ciudades.

Sí, el amor es una sociedad secreta, pero también el único antídoto frente a aquellas zonas de la vida que no comprendemos y que pueden llamarse miedo, ansiedad, angustia. Está ahí, tenemos sólo que reconocerlo y formar parte de su narrativa.

Había cuatro españoles nominados a los Oscar. Dos muy mediáticos, uno muy conocido y Alberto Mielgo. Pues bien, debemos de estar contentos: no nos hemos quedado sin ninguno y lo ha ganado quien más lo merecía.

Lo dicho: no hay cine pequeño. El limpiaparabrisas es grande

Público           

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