RELATOS: CUENTOS IMPRESCINDIBLES de Anton Chejov

Lumen

Edición y prólogo de Richard Ford

450 páginas

Pocas veces releo, y sin embargo, buscando el otro día algo en mi biblioteca, me encontré con este ejemplar de hace unos diez años o más  decidí que iba a volver a él. Recuerdo que lo había adquirido cuando ya admiraba al Chejov dramaturgo y tenía ganas de conocer sus relatos, pero no guardaba la sensación con respecto a estos que me había producido cualquiera de sus piezas teatrales. Merecían otra oportunidad o, mejor dicho, la merecía yo.

El volumen, editado por el novelista americano Richard Ford, se compone de veinte cuentos, algunos breves y otros cercanos a la novela en extensión. Y todos ellos capaces de dibujar un país tan extraño como melancólico, y una sociedad tan injusta como insatisfecha.

Posiblemente recordaba de mi primera lectura algunas de las tramas, también el color, los detalles minuciosos que, como en sus obras teatrales dibujan con precisión la intimidad de sus personajes dotándoles de una humanidad frágil y creíble.

Pero creo que hay dos aspectos a los que quizás entonces no llegué:

Por un lado, la sinceridad del autor a la hora de exponer la crueldad de una sociedad en la que él formaba parte del estamento más privilegiado. Si bien esta sensación está presente en varios de los relatos, es difícil superar el horror que se nos muestra en el titulado Campesinos, que puede complementarse con La nueva dacha a la hora de analizar los frutos de la miseria.

Por otro, una vez más, la ansiedad con la que Chejov intenta comprender la vida, darle algún sentido al sufrimiento, sea este fruto de circunstancias externas o de la propia incapacidad para entender el privilegio y convertirlo en algo más que indolencia.

El hombre de Chejov se mira al espejo, y lo que obtiene es el reflejo de su fracaso. Y ese fracaso no es más que su imposibilidad de responder a un mundo que no es capaz de entender como un regalo. Es el otro extremo de la infelicidad, el de aquellos que, teniéndolo todo, no son capaces de devolver a la vida parte de lo recibido, los verdaderos causantes de la revolución necesaria. Quienes pueden permitirse que su tristeza sea sólo melancolía. Pero que, como el protagonista de La dama del perrito , no pueden más que deprimirse si se asoman al futuro.

Los relatos de Chejov son pequeñas obras maestras algunos, otros sólo excelentes muestras de narrativa, donde fondo y forma componen, juntos, aquello tan difícil que es capturar retazos de vida, mano de maestro.

Una gozada

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