OPERA: LA BOHEME de Giacomo Puccini

 

Dirección musical.-
Luis Miguel Méndez

Director de escena.-
Richard Jones

Intérpretes.-
Andeka Gorotxategui. Eleanora Buratto. Andrezej Filonczyk. Manel Esteve. Soloman Howard. Raquel Lojendio. Pablo García Lopez. 

Creo que hay partituras de las que es difícil no enamorarse y una de ellas es la de La Boheme. Divertida, emocionante, bellísima..... independientemente del interés de nuevas propuestas, esta es una de esas óperas que, por si solas, justifican la existencia del género y su grandeza. Que poco me cuesta dejarme llevar por esta música.

Por lo que se refiere a la dirección escénica de esta versión que nos ofrece el Teatro Real, creo que debemos de ser ya conscientes de que posiblemente se haya terminado el tiempo de las grandes producciones ( aquí se sigue hablando, en referencia a La Boheme, de la de Mario del Mónaco de hace años ). Ahora lo que se presenta son creaciones con la necesidad de movilidad que implica que puedan trasladarse de unos teatros a otros. No tiene porque ser negativo, hemos visto muchas representaciones donde el talento estaba por encima de cualquier derroche.

En lo que se refiere a esta Boheme, lo que vemos en el escenario puede aplaudirse. Jones acepta el punto de partida de la movilidad, pero además lo eleva a concepto teatral. Nos enseña las tripas del teatro, a veces con cierta agresividad a través de la iluminación con que concluye alguno de los actos, y es ahí donde, con un movimiento al aire por parte de los técnicos, van montando los sets donde se desarrollan las diferentes escenas, bajo una nieve persistente. Estéticamente es un idea atractiva.

El segundo acto es siempre el más vital y el que más posibilidades ofrece y más exige. Aquí se consigue un efecto precioso dividido en tres sets: las galerías y su perspectiva, el interior del restaurante y la avenida con las farolas. Magnífico. El tercer acto tiene la suficiente calidez. Lo único que me sorprende es que, en las escenas en la buhardilla, primer y último acto, no se consiga un poco más de magia, resultado en ambos casos bastante convencionales.

Pegas aparte, que siempre las hay,. La Boheme de Richard Jones que hemos podido ver en el Real es una Boheme que responde a lo esperado, que es gozosa y triste, divertida y emocionante, vital y estéticamente inteligente. 

Además, una vez más, tenemos que estar agradecidos. Este teatro que ya en su día fue pionero en la puesta en marcha postpandemia, ha reaccionado de nuevo, y muy bien, a la ola de contagios que le obligó a cancelar funciones os días anteriores. Con un nuevo reparto, se ha cumplido, y una vez más, han demostrado que pueden ser los mejores.

Enhorabuena.

Público 

Comentarios