Postdata Ediciones
160 páginas
Siempre he pensado en la poesía como algo íntimo, sé que es erróneo, por supuesto, y que la poesía también es en ocasiones algo descriptivo, pero me siento más cerca del interior de un autor a través de la lectura de sus poemas que, por ejemplo, de sus novelas o sus cuentos.
No estoy muy puesto en los autores líricos jóvenes, lo siento, uno tiene límites, por eso no sé si lo que me sorprende en textos de Natalia Tamaames es singular o se corresponde con rasgos generacionales. Supongo que será una mezcla de ambas cosas.
En estas construcciones, algunas apenas unas frases, otras más extensas, con formas diferentes y caprichosas, hay descaro y generosidad. La autora está pegada a su mundo y lo dibuja y nos lo ofrece con colores fuertes, brillantes, anacrónicos a veces, con contrastes que pueden parecer imposibles pero que maridan.
Hay libertad, mucha libertad, pero, siendo una libertad militante, nunca es agresiva, porque tiene mucho de juego. Los textos son muchas veces divertidos, tienen siempre un punto musical dentro de la reflexión. Y , algo que me entusiasma, hay mucha duda, no estamos ante la juventud apabullante cargada de certezas contundentes, sino a la que exige su derecho a equivocarse sin dramatismos.
Creo que en Mi viaje a través de ellas hay mucho de mirada. Esa mirada fresca y ansiosa ante la vida, que proyecta el mundo a su través. La que todos tuvimos y de la que nos acordamos. La que Natalia nos ayuda a recuperar. Quizás nuestra nostalgia sea también otra forma de leerla.
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