TEATRO ( NATIONAL THEATRE AT HOME ): PARADISE de Kae Tempest

Director.-

Ian Rickson.

Intérpretes.-

Lesley Sharp. Anastassia Hille. Gloria Obainyo. Jenifer Joseph. Sara Lam. Kayla Meikle. Amie Francis. Sutara Gayle. Eska. Claire Louise Cordwell. Penny Layden. Naomi Withred

Los mitos son de algún modo los cimientos de la civilización, ese catálogo de humanidad que luego hemos ido desarrollando durante siglos. Depurados patrones que se han ido entrelazando perdiendo su claridad, y ganando en una complejidad que no por ello cubre las pasiones primitivas que anidan en el fondo de cada alma.

Filoctetes es un mito menor, secundario, uno de tantos guerreros que lucharon en la eterna guerra de Troya pero sin alcanzar la grandeza de los grandes generales. De hecho yo no conocía su historia, ni la tragedia que Sofocles había escrito sobre el personaje.

Es extraño, porque una vez que entro en la versión que ha desarrollado Kae Tempest, me parece que encierra sabiduría, una muestra descarnada de la guerra como enfermedad putrefacta, capaz de contaminar todo lo que se le acerca y no producir más que dolor, y también una reflexión sobre los héroes, prisioneros de la leyenda, esclavos de quien ya no son y quizás nunca hayan sido.

La propuesta que nos ofrece el National Theatre se representa en una especie de isla prisión habitada por un grupo de mujeres refugiadas, allí el antiguo guerrero sobrevive en completa soledad, hasta que el pasado viene a buscarle, el general que décadas atrás lo dejó abandonado en ese lugar  y un joven, el hijo de Aquiles, con la misión de hacerlo volver. El texto avanza a través de diálogos apoyados por el coro de mujeres, que en ocasiones intervienen y otras comentan, con claridad, quizás algún giro un poco artificial, pero con un buen recorrido hacia el final. Visualmente es tan oscura como atractiva, con ecos de Mad Max.

El reparto está compuesto totalmente por mujeres, incluso en los personajes masculinos. La interpretación es homogénea y veraz, y en el centro, destaca la potencia de Lesley Sharp, su creación es expresiva físicamente hasta el límite, en un difícil equilibrio que no olvida dotar al protagonista de corazón, con su dolor, su miedo, su patética soberbia....

No siempre es fácil reinterpretar un mito y versionarlo para acercarlo a nosotros. Tempest lo consigue apostando por dibujar un mundo que parece extraño pero que es mucho más real de lo que prensamos, y ahí dentro, encaja lo que podrían ser también nuestros miedos. Un ejercicio importante que debería de llevarnos a reflexionar, ahora que creemos que hemos superado tanto, cuando sin embargo la realidad no se cansa de demostrarnos lo frágil de nuestra estabilidad y las toneladas de sufrimiento que atesora nuestro mundo.

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