320 páginas
Disponible en ebook.
Concluye con esta novela el Cuarteto Estacional de Ali Smith, cuatro libros con los que la autora pretende ofrecer un retrato de la Inglaterra actual, marcada por el brexit y su autoconsideración como nación.
Tengo que decir que los rasgos comunes entre las cuatro apuntan sobre todo a su extrañeza. Aunque en algunos existían elementos que podían emparentarlas con la ciencia ficción ( no en esta última ). esto contrastaba siempre con un realismo meticuloso. Quizás lo que más me sorprendió es su capacidad para hacer que esa realidad pareciese distópica, como si su país, en esa especie de viaje al pasado, de recuperación del orgullo del imperio, hubiese adquirido rasgos de una entidad oscura y poderosa.
En general, no sólo me han gustado las cuatro si no que han ido creciendo desde la primera, tanto en riqueza de contenidos como en intensidad, hasta llegar a esta última, Verano, que sin duda es la mejor.
Y me resultaría difícil recordar de las anteriores más que retazos entre la confusión, sensación continua de sorpresa y de imprevisibilidad, hipnosis incluso. Pero sobre todo, recuerdo destellos de lucidez, miradas para interpretar el mundo en una posición inteligente, sincera y sin barreras, ni siquiera de compromiso ideológico. Y recuerdo la maestría literaria de una autora cuyo rigor no le impide la belleza, la delicadeza con las palabras, porque otro de los valores de esta tetralogía es que está maravillosamente escrita y, desde ese punto de vista, su lectura es una gozada.
En Verano nos encontramos a varios personajes cuyas vidas se cruzan de forma aleatoria pero generando relaciones relevantes, cada uno con su entidad. También del pasado que parece repetirse. Del trato a los inmigrantes ( de nuevo la conciencia de imperio). También del verano, como ese tiempo de felicidad y calor que se queda anclado en nuestros recuerdos, creando ansiedad por recuperarlo y tener nuevos veranos en el futuro, aunque siempre se habla de volver, esa confusión temporal del ser humano entre el miedo a la pérdida y la no fisicidad de la memoria.
Ali Smith termina con su novela más larga y, como dije antes, la mejor en un cuarteto ya por sí muy bueno. Lo hace escribiendo con delicadeza y firmeza, con verdad y anhelo, y, algo que ya había detectado en el trío anterior, con una gran ternura hacia sus personajes.
No sólo Inglaterra, Europa podría mirarse en este espejo.
Público
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