Penélope Cruz. Milena Smit. Aitana Sánchez Gijón. Israel Elejalde. Rossy de Palma. Julieta Serrano.
Creo que lo que más me ha sorprendido de la última película de Pedro Almodovar, más que la cinta en si, es la recepción que ha recibido.
Es verdad que es la primera vez que el director afronta un tema político de forma militante, en este caso la Memoria Histórica, pero, por un lado, a nadie sorprende a estas alturas la ideología del manchego. Y por otro, no es una película política sino que esta referencia se incluye dentro de una pieza del género que siempre ha manejado mejor: el desaforado melodrama. De acuerdo que no se integra totalmente como parte necesaria de la narración, pero tampoco es disruptiva, simplemente tengo la sensación de que Almodovar ha querido rendir un homenaje a aquellos que buscan a sus antepasados en las fosas comunes y a quienes no han conseguido olvidar. Independientemente de la opinión personal de cada uno y la valoración de la transición, eso no puede doler.
Dicho esto, vayamos con la película.
El director siempre le ha otorgado un importante papel en sus películas a las madres. En este caso son dos, una mujer madura, embarazada casi por accidente y feliz ante la perspectiva y una adolescente que afronta el cambio de vida con pavor. Se conocerán en el paritorio y su vida se verá vinculada por un destino dispuesto a jugar con ellas. En ese sentido, toda la historia es un reconocimiento a la entrega y el dolor de esta figura, alejándola de las obligaciones comúnmente establecidas pero siendo capaz de trasladar la grandeza de un amor y una ternura mucho mayor.
Lo que mejor hace PA es melodrama. Y esta obra se configura como un melodrama desaforado, con excesos, sí, algún giro más o menos incomprensible o innecesario, pero en su conjunto funciona a la perfección. Tal vez lo que menos me gusta es la acumulación de temas de actualidad. Pero a cambio tiene cosas que me gustan mucho.
Por un lado, es menos almodovariana de lo habitual, hay poco humor y es visualmente menos estridente, a pesar de conservar una elegante estética de simetrías. Que duda cabe que todos nos hemos hecho mayores. Maneja las elipsis mejor que nunca.
Y están las interpretaciones: creo que Madres Paralelas es la culminación de un amor entre el autor y Penélope Cruz, su papel es colosal, un personaje con múltiples matices, y ella lo explota al máximo; no es una actriz que siempre me gusta, pero cuando se pone en manos de un director que consigue sacar de ella lo mejor, se sale. Aquí está grande. La secunda Milena Smit, que ya me sorprendió en No Matarás, magnética, delicada. Y la veteranía de Elejalde, y una Sánchez Gijón cuyo tono un poco teatral, remite a la perfección al melodrama clásico.
Definitivamente esta está entre las cintas de Pedro Almodovar que me gustan. Creo que es una muy buena película donde no está tan interesado en ser él como en contar la actualidad de su entorno, quizás de forma demasiado evidente, pero donde nos regala a unos seres humanos complejos, cuya historia nos cuenta con pasión.
Lo demás, lo dejo para otros. Si no fuese capaz de disfrutar con las obras de autores que no me caen bien......
Público
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