NOVELA: COMO CAMBIA EL MAR de Elizabeth Jane Howard

 

Siruela

480 páginas

Disponible en ebook.

Después de disfrutar de las Crónicas de los Cazalet, lo primero que me sorprende de esta novela es su existencia. Pensaba que un empeño literario de esa envergadura agotaría la capacidad de cualquier escritor. Se ve que no, Elizabeth Jane Howard también ha tenido tiempo de contarnos más historias, como esta.

Enmanuelle Joyce es un dramaturgo de éxito, tanto en Europa como en Estados Unidos. Lillian, su elegante esposa y él forman una pareja cosmopolita, envidiada, sin un hogar fijo que suponga una atadura, atractivos para el resto de la humanidad que los ve como dioses. Nómadas que manejan la frivolidad como arma frente a los posibles ataques de humanidad que reciben sus corazones. Unido a ellos Jimmy, un joven entregado al genio, mezcla de hombre para todo y amigo. 

Al  comenzar la novela, el trío se encuentra ante la necesidad de buscar una nueva secretaria que sustituya a la anterior, excluida de forma repentina. Ahí es donde se incorporará Alberta, una joven ingenua y pueblerina que descubrirá con ellos un mundo diferente, viajando  a Nueva york y a Grecia. Pero también, sorprendentemente, les aportará otra perspectiva que les obligará a cuestionarse sus vidas.

Los protagonistas, su frívolo desarraigo y su escondido dolor, recuerdan a otras historias, Suave es la noche, de Fitzgerald , en tono más trágico, El cielo protector de Bowles. Sin embargo, Howard se acerca a ellos de una forma menos efectista. No le hacen falta mecanismos dramáticos. Tiene la capacidad de dibujar la vida, pintar el escenario con delicadeza, habitarlo, y bucear en la intimidad de quienes componen el relato.

La pieza está estructurada en varias partes y en cada una de ellas, cuatro capítulos, cada uno dedicado a uno de los actores de la trama. Tres de ellos en primera persona, uno en tercera. La autora maneja a la perfección el cambio de tonos, y lo hace con un nivel importante de verdad. Es fácil sentir pronto que los conocemos, vivir con ellos y comprenderlos posiblemente mejor de lo que se conozcan ellos mismos. El lenguaje es sereno, la cadencia delicada, el ritmo real y tranquilo, el conjunto hermoso.

Cuando cambia el mar habla de ellos, del desconcierto, del paso del tiempo, de muchas cosas, pero en definitiva, habla de la vida, eso que nos sucede a todos, muchas veces de forma imprevisible pero siempre hacia adelante. 

También habla de un época, de un momento en que el mundo estaba, una vez más, cambiando, y de aquellos que intentaban cabalgarlo, a pesar de saber que domarlo era algo imposible. 

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