CINE: PREPARATIVOS PARA ESTAR JUNTOS UN PERIODO DE TIEMPO DESCONOCIDO de Lili Hovart

 

Hungría 2020

Natasa Stork. Vikyor Bodo. Benett Vilmanyi. Zsolt Nagy. Peter Toth. Andor Lokats. Attila Mokos. Linda Moshier. Jule Ladangi. Reka Pelsotzy. Erno Sebo. Roti Szekely. Eva Bandor.

Preparativos... comienza con un viaje. Una afamada cirujana húngara con una carrera de éxito en Nueva Jersey, decide dejarlo todo y volver a Budapest para acudir a la cita con un hombre al que apenas conoció durante su coincidencia en un congreso.

No es desvelar nada ( ocurre en los primeros minutos ) decir que las cosas no suceden como ella imaginaba. A partir de ahí, se desarrollará una historia de soledad y búsqueda, de obsesión, que, a pesar de tratar sobre temas que sin duda hemos visto en otras ocasiones, consigue siempre sorprendernos.

El mayor acierto de Hovart es conseguir que la narración se mueva a la perfección entre dos géneros en ocasiones opuestos: el thriller psicológico y la comedia romántica. La mirada de la cámara es capaz de bascular perfectamente entre ambos sin que existan fisuras y así producirnos inquietud y ternura a partes iguales. Porque la precisión de la directora hace que la película avance a través de las emociones que va produciendo en el espectador.

Es verdad que no opta por la facilidad ni el subrayado, nos pide nuestra involucración para poder disfrutarla. Pero también es cierto que pocas veces me había sentido tan acogido. La cinta está contada con la delicadeza de un cuento al oído, con serenidad, sin ningún tipo de dramatismos que hubiesen roto este tono de ambiguedad en que la historia consigue mantenerse.

Porque lo cierto es que el final del título es perfecto: un periodo de tiempo desconocido. Igual que no sabemos si la protagonista puede tener alguna tara mental, tampoco sabemos lo que hay de verdad en el personaje del amado. El final es perfecto, esa imagen desconcertante que transmite al mismo tiempo la incertidumbre del peligro y la ruptura de barreras para alcanzar metas.

Preparativos... es una película preciosa e íntima. Gran parte se lo debe a la presencia y los ojos azules de Natasa Stork, con fisonomía de diva de antaño.  También a su escritura  inteligente que gradúa perfectamente la aportación de información, sin dejar que nos sintamos perdidos, y sobre todo a una forma de contar que establece un compromiso con quienes decidimos disfrutarla. Una de esas veces en que el cine tiene mucho de experiencia personal, probablemente cuando el placer es más completo.

Público           

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