ENSAYO: SIN TIEMPO PARA EL ADIOS de Mercedes Monmany

 

Galaxia Gutenberg

544 páginas

Disponible en ebook.

No es la primera vez que Mercedes Monmany escribe sobre escritores. No hace mucho que en Sabes que volveré me descubrió a Etty Hillesum. En ese libro, combinaba a la muy reconocida Irene Nemirovsky con esta joven de la que sólo se conocían ( y por muy poca gente ) sus diarios y su correspondencia. Un aplauso y un descubrimiento. De eso hay mucho, muchísimo, en el libro que ahora nos ocupa.

Sin tiempo para el adiós nos habla de escritores que, por diferentes razones, tuvieron que desplazarse desde su patria, exiliarse, emigrar, abandonar sus raíces, algunas veces, las mínimas, para volver. Las razones, fundamentalmente políticas, pero también de otro tipo, la pobreza, la religión....

Son hombres y mujeres condenados a una vida sin pie, siempre marcados por una ausencia. Muchos de ellos conocidos como Stefan Zweig, Klaus Mann, María Zambrano, James Joyce, Henry Roth... pero muchos otros, desconocidos. Es ahí donde Monmany vuelve a demostrar su capacidad para encontrar, para reconocer, para difundir la literatura y sus creadores como un magma cultural que determina la singularidad del ser humano, su capacidad para la belleza y la inteligencia, para darle sentido al mundo en el que le ha tocado vivir.

Por supuesto, el grueso, el grupo más numeroso, lo componen aquellos que abandonaron Alemania por causa del auge del nazismo y a los que persiguió esta ideología en otros países, sobre todo Francia, haciéndoles vivir en una continua huida. Pero también están aquellos que huyeron del comunismo ruso, los que vivieron y escaparon a las incomprensibles tragedias vividas en los países balcánicos. España aparece tras el comienzo de la dictadura. Irlanda, Grecia.... casi todos los países europeos escupieron genios de las palabras intentando acallar el peligro de la inteligencia y la sensibilidad. Y América, en el norte y en el sur, fueron en su mayor parte las receptoras de su lucidez y su tristeza. 

Con este conjunto, la autora traza también un mapa de la Europa del Siglo XX, un siglo y un continente que dejó infinitas heridas y muchas cosas de las que avergonzarse, pero es difícil no sentirse fascinado por ese movimiento continuado entre evolución e involución. Esta eclosión de movimientos sociales y políticos. Caldo de cultivo de personajes múltiples y diversos, de una riqueza social incomparable.

De todas maneras es necesario aclarar que si alguien espera algo parecido al excelente Vidas Escritas de Javier Marías, se equivoca de lejos. Monmany no es fácil en su propuesta, sus páginas son tan barrocas como superpobladas, escupen erudición, enlazan historias y protagonistas, países y sucesos, vuelven en ocasiones al punto de partida o abren nuevos territorios. Quizás pueda uno en ocasiones sentirse perdido, agotado, superado. Es difícil no tener momentos de cierta desorientación. Pero creo que esa es una decisión, una forma de narrar acumulativa, rota, incompleta. Y esa opción, arriesgada, es lo que convierte este tratado casi enciclopédico, en un viaje apasionante.

El resultado es complejo sin duda, pero también único. Está lleno de hallazgos, una vez más de descubrimientos. Sobre todo, es una de esas obras donde el amor a los libros nos transmite la importancia de la literatura como algo tan grande como el alma en las palabras. Monmany nos regala, de nuevo, un libro importante, uno más de los suyos, homenaje, análisis y, como he dicho antes, descubrimiento.

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