OPERA: TOSCA de Giacomo Puccini

 

Director Musical.-

Nicola Luisotti

Director de Escena.-

Paco Azorín.

Intérpretes.-

María Agresta. Michael Fabiano. Gevorg Hakobyan. Gerardo Bullón. Valeriano Lanchas. Mikeldi Atxalandabaso. David Lagares. Inés Ballesteros. Luis López Navarro.  

Teatro Real- Madrid

Culmina la temporada del Teatro Real con un clásico incontestable: Tosca. Una ópera de siempre, popular y conocida, capaz de atraer al público que no necesariamente es habitual pero que deciden acudir a la ópera como una hermosa experiencia. Ayuda el inicio del verano, cuando parece que todos tenemos más tiempo y más ganas de hacer cosas. Me gusta el planteamiento, acercar la ópera a todo el mundo, lo que a la larga será ganar aficionados. Incluso esta Tosca se ha ofrecido en el exterior de forma gratuita a través de dos grandes pantallas situadas en el frontal y la trasera del teatro. 

Esto también debe de marcar la producción. Sin, por supuesto, renunciar a la calidad, no debe de ser una propuesta experimental sino claramente planteada para ser comprendida y disfrutada por un público amplio que no se sienta asustado ante una innovación excesiva. Y en este sentido, la dirección escénica de Paco Azorín funciona.

Hay algún trabajo en la narración para trascender el melodrama y darle cierto peso a la premisa política de la revolución. Funciona con algunos elementos nada intrusivos como las consignas que cubren en algún momento los telones y la mujer desnuda que, supongo, encarga el alma de la libertad y el precio de la misma. 

Con respecto a la escenografía, me gusta la del primer acto, el te deum está muy bien resuelto. La del segundo me resulta innecesariamente aparatosa cuando se abren los laterales pero no molesta. Y además, termina con un movimiento de estructura muy molón para el público. La terraza final, un poco modernista e incómoda pero chula. En general, los escenarios tienen el empaque suficiente como para que se vea como una gran producción con atractivo estético.  Los cambios en las imágenes proyectadas, no los entiendo del todo pero dan agilidad y movimiento. El vestuario con algún anacronismo, da un toque exótico, está claro que cada vez se huye más de las propuestas arqueológicas, no lo comparto pero no molesta.

En definitiva, nos encontramos con una Tosca muy apreciable, capaz de acercarse al gran público sin por ello renunciar a su calidad y a ofrecer una propuesta singular con personalidad propia. Y sobre todo, lo más importante, de servir de vehículo para que la hermosa música de Puccini se ofrezca con generosidad en toda su grandeza. 

Personalmente sigo emocionándome con el Adiós a la vida. Ayer me ocurrió. Buena señal.

Público

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