420 páginas
Disponible en ebook.
Diego Martín, el protagonista, comienza a contarnos su historia desde su reclusión, después de haber secuestrado, torturado y asesinado a un hombre.
Esperamos que, a partir de ahí, conozcamos como un profesor universitario de literatura, casado con una mujer de familia acomodada, termina cometiendo ese crimen.
Sin embargo, no es sólo eso. Incluso diría que es el asunto menos importante de la historia, funcionando sólo casi como excusa. Podría decirse que siendo hasta prescindible.
Lo que nos cuenta El hijo del padre, podría definirse como la historia de una estirpe maldita formada por el abuelo de Diego, Simón, su padre, conocido como el hijo de Alma Virtudes, y el protagonista. Todos ellos nacidos en la miseria económica y moral, de la que Diego es el único que conseguirá salir.
Sus voces se cruzan, intercambian espacio para contar la Guerra Civil desde la mirada de unos jornaleros que son casi esclavos, la dramática epopeya en la campaña rusa de los soldados de la División Azul, la vida en los barrios suburbiales de Barcelona en la época del subdesarrollo, la delincuencia del contrabando y el estraperlo, Marruecos y la legión....
Y todo, cada vez, es más oscuro.
No recordaba si había leído antes algo de Victor del Árbol y lo busqué aquí. Sí, estaba La víspera de casi todo, y leyendo lo que escribí entonces, encuentro dos aspectos que me vuelvo a encontrar en esta ocasión:
Por un lado, el libro no es una novela. Son varias novelas, todas muy bien escritas pero algunas mejor o peor encajadas en un conjunto que puede resultar sobrecargado.
Por otro, el autor parece centrado en observar y retratar la parte más oscura de la vida, y los sucesos morbosos se acumulan. Hay crueldad, miseria, lujuria, muerte, .... creo que no hay en sus cuatrocientas páginas un sólo personaje limpio. Parece un catálogo de sordidez.
El hijo del padre es sin duda buena literatura, escrita por alguien que maneja las palabras con precisión, pero las características citadas hacen que el conjunto se me resulte demasiado negro, que sea excesivamente denso. Me engancha, llego al final ( donde el autor se toma algunas licencias, perdonables, por el bien del conjunto ) pero el recorrido ha sido cansado, y termino necesitando aire, ver en el mundo la luz que nos hurta el novelista.
Público
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