CINE: QUERIDOS CAMARADAS de Andrei Konchalovski

 

Rusia 2020

Yuliya Vysotskaya. Vladislav Komarov. Alexander Maskelyne. Andrei Gusev. Yulia Burova. Sergei Erlish.

Que pronto llega la Historia, mejor dicho, que pronto se convierten en Historia aquello que ha pasado por nuestra vida siendo presente en un momento.

Recuerdo la Rusia Comunista de mi infancia como un territorio enemigo, el núcleo de un conjunto de países ahogados en la falta de libertad, el líder del mundo rojo, los malos de todas las películas.

Ha pasado el tiempo suficiente para que eso se convierta en Historia, eliminemos la carga de caricatura o propaganda, y escuchemos a quienes nos ayudarán a comprender mejor algo que no puede eliminarse con una lectura superficial y cobarde.

Pero también ha pasado el tiempo suficiente para que Rusia abra su Historia y la cuente abiertamente, son sus heridas, sus dudas y sus contradicciones, especialmente para sus propios habitantes, aquellos que creyeron y que intentaron vivir de acuerdo con esos postulados.

Novocherkaks en 1962. Una situación insostenible para los obreros de la fábrica de ferrocarril, a los que se les rebaja el sueldo un 30% al tiempo que el precio de los artículos de primera necesidad sube sin parar. Deciden ponerse en huelga, pedir una respuesta. Lo intolerable de una huelga en un país comunista y la posibilidad de que esa situación de multiplique en otras ciudades, convierte la situación en una grave amenaza para la estabilidad del régimen. Por ello, las medidas que se toman se decidirán desde el Comité Central, y serán medidas abruptas. 

La  película muestra a la perfección el comportamiento entre patoso y fascista, del grupo de autoridades. También su desprecio por las personas frente al mantenimiento de las ideologías.

Pero lo importante es la traslación de esta situación a lo personal, a lo particular, y lo hace mediante la historia de una mujer, Lyudmila, una de las autoridades del partido y con una importante trayectoria a sus espaldas, que se verá involucrada por la desaparición de su hija en la revuelta. En apenas tres días, verá como en su interior se comienza a cuestionar la política de poner a la patria por delante del individuo hasta llegar a ese final donde la esperanza es algo tan incierto como necesario.

Konchalovski decide contarnos la historia en un blanco y negro clásico, con un formato que al parecer rememora al cine ruso de otra época. Su interés está en las personas, por ello teatraliza los escenarios en un estatismo muy construido donde estos se mueven, no dominándolos sino siempre aparentemente incómodos. Esas habitaciones, esas paredes que siempre tienen un punto de ruina o decadencia. En definitiva, un país donde los individuos no son lo primero. Su caligrafía y su creatividad alcanzan el grado superlativo en la filmación de la masacre, es ahí donde su capacidad para ordenar el movimiento de masas se coordina a la perfección con la individualidad, al tiempo que consigue imágenes de trágica belleza.

Queridos camaradas es una película sólida y comprometida, sobria y rigurosa sin renunciar por ello a la belleza. Una buena historia bien contada que necesitaba de un director que, además de ser un maestro en lo cinematográfico, quiere abrir el pasado, y, lo más importante, es que lo hace con la comprensión hacia sus antagonistas, que estos nunca habrían concedido a los demás.

Excelente muestra de cine histórico, porque la Historia cada vez se nos acerca más.

Público

Comentarios