Japón 2020
Yu Aoi. Issey Takahashi. Ryota Bando. Chuck Johnson. Yiri Tsumematsu. Minosuke Hyunri. Masahiro Higashide. Takashi Sasano.
En 1940, vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Yusaku y Satoko son una pareja en apariencia feliz, aunque su estilo de vida cosmopolita no encaje con las directrices que el fascismo está trasladando a la sociedad.
Él dirige una compañía comercial con sospechosos intereses internacionales. Ella, una ingenua totalmente enamorada de su marido hasta la entrega absoluta.
El traslado, como autoridad policial a Kobe, donde residen, de un amigo de la infancia enamorado de la esposa, coincidirá con un viaje a Manchuria e el que Yusaku deberá de enfrentarse a la realidad de la crueldad que se está imponiendo en su país.
La historia, convencional y apasionante, está muy bien escrita e interpretada, pero lo que empapa toda la propuesta es la decisión del director, no ya de rodarla de una forma totalmente clásica, sino de configurar además un homenaje al cine de la era dorada de Hollywood.
Esta claro, ya que se muestra de forma expresa, la importancia que le da a la imagen filmada: las películas caseras que ruedan los protagonistas, la cinta secreta con las atrocidades cometidas, la información de la amenaza bélica que llega mediante un noticiero antes de una proyección. Incluso el protagonista cita a Mizoguchi en un momento determinado.
Pero además, la textura de la narración, su fotografía de tonos suaves y algo distantes, el acompañamiento musical, los movimientos de sus protagonistas, su romanticismo y su forma de graduar la tensión .... todo remite de forma elegante y admirativa a las producciones que antaño podrían haber rodado Hitchcock o Fritz Lang. En su conclusión, se permite además el uso de rótulos informativos, algo que, aunque sólo recordaba en películas históricas, muy a menudo se utilizaba entonces.
El valor de la forma no reduce el del fondo. El proyecto es una adecuada revisión de la historia de Japón y de su posición en la contienda, sin complejos. También abre el debate sobre la necesidad del sacrificio, la exigencia de ese sacrificio por parte de los otros, el alto precio que en muchas ocasiones precisa la justicia universal...
La mujer del espía ha conseguido llevarme de vuelta a la tensión y la emoción de otros tiempos, cuando el cine era esto por encima de todo. En ocasiones la modernidad implica el arriesgado ejercicio de volver al pasado. Y siempre que se haga con la maestría y la coherencia de este Kurosawa, será gozoso. Este apellido debe de llevar implícitos genes de cineasta.
Público
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