Aditya Modak. Arun Dravid. Sumitra Bavhe. Deepika Bhide. Kiran Yadnyopavit. Abishek Khale. Neela Khedar. Makarand Mukund. Kristy Beneeje.
Sharad parece destinado a ser un cantante de música clásica india desde su infancia. Su padre, profesor en ese arte milenario, consiguió enamorarlo de esta disciplina y él consagró a ello su juventud.
Pero poco a poco, y tras una dedicación absoluta, tendrá que enfrentarse a una carencia tan frustrante y tan contundente como la falta de talento.
La obsesión de Sharad lo convertirá casi en un fantasma, un joven solitario que renuncia a cualquier tipo de reacción normal, y cuya banda sonora, además de la propia música, la componen las cintas didácticas de una leyenda del género, escucha que llega a convertir casi en un diálogo dirigido a él personalmente.
En su madurez, ya como un profesor, más consciente de su situación y más desengañado, seguirá perdido en su soledad como si se tratase de un mal endémico.
Al margen de la singularidad de la música, que, más allá de su exotismo sorprende en su capacidad de evocación, la historia que nos cuenta El Discípulo es universal. Podría ocurrir en cualquier país y referirse a cualquier disciplina artística porque el gran valor que aporta su director, es la claridad en la escritura del guion.
Además, la caligrafía es de una total transparencia, lo que facilita su desarrollo y transmite una sensación de limpieza. Por eso, a pesar de los múltiples detalles, no es necesario subrayarlos, se perciben con sencillez.
La cinta de Tamhane es una buena historia bien contada, una propuesta tan honesta como delicada. Y nos ofrece una visión ajena al folklorismo, de una cultura diferente para demostrarnos que los seres humanos no lo somos tanto.
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