CINE: MANTÉN LA CALMA ( CALM WITH HORSES) de Nick Rowland

 

UK 2020

Cosmo Jarvis. Niamh Algar. Barry Keoghan. Ned Dennehy. Anthony Welsh. Hazel Dupe. Simone Kirby. Toni O'Rourke. Roisin O'Neill

Hace años surgió en el cine británico un movimiento de realismo político capitaneado por Ken Loach y Mike Leight que representaba la contestación política al gobierno ultraliberal de Margaret Tatcher

También desde el punto de vista cultural, parecía nacer como reacción frente a la corriente literaria y esteticista que lideraba James Ivory y que tanto éxito conseguía en las pantallas de todo el mundo, hasta convertirse casi en la marca internacional del cine inglés.

Estos directores podrían considerarse herederos de lo que en teatro habían sido los jóvenes airados. Igual que aquellos habían hecho entonces, describían la cruda realidad y trataban temas como el desempleo y la miseria de la clase obrera, la inmigración ilegal, el paro juvenil y sus consecuencias.... Sin duda ha habido cintas en esta corriente que nos han ofrecido muy buen cine y mucha realidad: Secretos y mentiras, My name is Joe, Sweet seventeen...

Es en ese punto donde comienzan muchos de los nuevos creadores británicos. Por un lado, no hay que tener miedo por hacer un retrato sórdido de la verdad. Por otro, el realismo gramatical no tiene porqué impedir la elaboración cinematográfica desde un punto de vista más artístico. Una cosa no deslegitima la otra.

Calm with horses ( el título español me parece de una vulgaridad sorprendente ) nos sitúa en Irlanda, en un entorno rural y deprimido, y se centra alrededor de un personaje, Arm, un antiguo boxeador al que una familia de traficantes de droga ha convertido en su perro guardián, casi en un esclavo. El que su amo sea poco más que un adolescente, convierte la situación en más repugnante. 

Rowland opta por no esconder la crudeza de los ambientes y lo primitivo de sus personajes, pero lo hace con una delicadeza visual capaz de extraer cierta belleza poética, gracias a una fotografía por momentos fantasmal y a una banda sonora íntima. 

El resultado le otorga a esta pequeña historia de redención una dimensión algo abstracta, casi mitológica, capaz de aislar a cada uno de los personajes en unas coordenadas potentes. Son ellos  los actores que los representan los que engrandecen la historia que nos cuentan.

Calm with horses es pretendidamente humilde pero no por ello renuncia a su propia personalidad que nos presenta un creador capaz de una mirada propia desde las lecciones aprendidas. Una muestra de cine negro donde prima el corazón sobre la acción porque su director ha sabido mirar hacia adentro.

Público          

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