CINE: LA GOMERA de Coeneliu Porumboiu

 

Rumania 2019

Vlad Ivanov. Catrinel Marlon. Rodica Lazar. Antonio Buil. Istvan Teglas. Sabin Tambrea. Agustí Villaronga. Cristóbal Pinto. George Pistereanu

Soy consciente de que el poster que he elegido para acompañar esta entrada, puede sorprender. De hecho a mi me sorprendió cuando lo encontré. Pero me parece mucho más adecuado que los elegantes carteles que se han utilizado aquí para su estreno.  Este montaje en amarillo, recuerda a cualquier producción americana de acción para consumo rápido. Pues bien, creo que es el culmen de la ironía y el homenaje al cine que empapa esta magnífica película.

La otra peli que conocía de este autor, El Tesoro, era una preciosa actualización de los cuentos, integrado en la Rumanía actual.

Podemos decir que en La Gomera el autor ha decidido hacer algo parecido con los clásicos del cine negro. 

La trama comienza en La Gomera, efectivamente, a donde han trasladado a un policía corrupto para que, aprendiendo el lenguaje del silbo, propio de la isla, pueda seguir colaborando con el grupo de mafiosos que le tiene atrapado.

Partimos por lo tanto de una base singular y algo disparatado, pero alrededor, lo que se nos narra utiliza imágenes y conceptos del cine negro tradicional: la mujer fatal, los triples engaños, hay muertes, disparos, noches oscuras, .... pero ojo, el fondo de la trama es lo de menos. Lo importante es su desarrollo y este se estructura como un puzzle compuesto de piezas con nombres de sus personajes.

Poromboiu nos ofrece una obra singular y absolutamente libre donde los giros son inesperados y sus contrapesos basculan pero sin que nunca tengamos una sensación de desequilibrio. Además, rueda con una sólida elegancia, con imágenes muy medidas y un acompañamiento musical posiblemente anacrónico pero envolvente.

La Gomera me parece un ejercicio de diálogo con el espectador. El director te pide que participes y juegues con él al juego de contar. La sensación es que tu lectura es una de las piezas fundamentales de la obra. Lo hace con inteligencia, y con un humor que es capaz de cierta ironía sin llegar nunca a la caricatura. Además hay una clara fraternidad: a él le gusta mucho el cine, y a nosotros, aquí estamos, también, y por eso compartimos ese homenaje constante a las historias en la pantalla, que culmina con el homenaje a Hitchcock y su mítica escena de Psicosis.

No esperaba, francamente, que La Gomera me gustase tanto, y no sólo es que me parezca magnífica, es que es una de esas veces en que el arte se convierte en experiencia compartida, que es lo mejor que puede pasar. 

Una de esas veces en que el cine es cine, muy cine.

Público

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