Rosie Day. Natalia Tena. Harriet Sansom Harriet. Charo López. Mafalda Carbonell. Natalia Ruiz. Susana Soleto. Carmen San Esteban
Con Juanma Bajo Ulloa me pasa algo parecido a lo que me ocurrió con Julio Medem. Dos autores totalmente singulares en sus inicios pero que pronto se alejaron de la senda inicial de creatividad y riesgo, y cuyas cintas posteriores no llegaron a la altura esperada.
En este caso, recuerdo el deslumbrante descubrimiento de Alas de Mariposa y mi fascinación personal con La Madre Muerta. Airbag era una gran broma de objetivos económicos pero muy bien montada. Pero a partir de ahí, casi el silencio o alguna cinta que ni siquiera ha merecido atención.
En principio, Baby nos enciende de nuevo la esperanza. Apunta riesgo del duro y apunta originalidad. Un cuento oscuro, narrado sin una sola palabra. Una joven drogadicta que vende a su bebé recién nacido, intentará recuperarlo aunque para ello tenga que cruzar el bosque encantado y entrar en la casa de la bruja.
Estas dos últimas referencias son apuntes personales. Porque la textura que Bajo Ulloa le da a la cinta es la de un cuento oscuro, lleno de lugares y situaciones que nos evocan la literatura infantil más cruel, de animales que parecen compartir la historia. Sólo el prólogo, más urbano, se sale de este esquema pero aun así va dejando apuntes: los muñecos, la araña y el chupete, la estética de bruja moderna con la que disfraza a la camello....
Como he dicho antes, la película carece de palabras aunque está empapada de música. Esto hace que todo su peso esté en las imágenes, y el director es un magnífico creados, singular, brillante, imprevisible: Consigue impactarnos y tenernos embelesados durante mucho tiempo. Pero el problema es el desarrollo de la historia. Comienza bien, sigue incluso mejor, pero desde la entrada en el caserón, todo se estanca hasta arrancar un poquito con el luminoso final. En ese tramo central, la película parece un catálogo de esquinas oscuras, pero el avance de la trama es mínima.
Baby habría sido un regalo, si hubiese reducido su duración. Creo que con media hora menos, o incluso un poquito más, habría sido un artefacto precioso y singular, al margen de las modas. No sé si el director ha pecado de ambición, si le ha costado soltar el mundo aparte creado para este cuento oscuro. Quedémonos con que el Bajo Ulloa que tanto nos gustaba ha vuelto a enseñar la patita. Esperemos. Siempre estamos abiertos a la sorpresa y, quien tuvo, retuvo.
Público
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