CINE: VIDA OCULTA de Terence Malick

 

USA 2019

August Diehl. Matthias Scoenaerts, Valerie Pachner. Michael Nyqvist. Jugen Prochnow. Bruno Ganz. Martin Wuttke. Karl Markovics. Franz Rogowski. TobiA Moretti

Seguimos con la recuperación de cintas perdidas el pasado año.

Y además, podríamos decir que este se ha convertido en el año Malick. Cuando volvieron a abrirse las salas, con la incertidumbre para los estrenos de como iba a reaccionar el espectador, tuvimos la sorpresa de dos cintas olvidadas de este director, una especie de díptico formado por Song to song y Knight of cups. Ahora, por fin , he podido ver Vida oculta, la última, que llegó a Madrid menos de un mes antes de confinamiento.

El cine de Malick es Malick. Su estilo es singular y único, no se parece a nadie y es necesario asumirlo para disfrutarlo. A mi me gusta. Me atrae su belleza visual, su forma de contar desde la intimidad, su búsqueda de la trascendencia que a muchos puede parecerle impostada, su espiritualidad sin complejos y su búsqueda de Dios.

En este caso nos cuenta una historia al parecer real. Un joven granjero y su mujer viven en un pequeño pueblo perdido en un precioso valle entre montañas. Ante la llegada de Hitler al poder, el país se doblega y no tarda en abrazar el ideario nazi. Nuestro protagonista rechazará en primer lugar, acudir como voluntario al ejército, y, una vez llamado a filas de forma obligatoria, se negará a jurar lealtad al dictador.

Malick consigue en la primera parte trasladarnos la vida en el paraíso. Un entorno idílico pero también una acogedora intimidad donde esta pareja hace crecer su amor y amplían su familia con tres hijas. Pero pronto el lugar se envenena, y el pueblo no tardará en darles la espalda por la negativa del joven a apoyar la nueva política.

A partir de ahí, el calvario de la mujer, sola y despreciada, realizando grandes esfuerzos para sacar adelante la granja, soportando la agresividad de sus vecinos a ella y a su familia, se combina con el de su marido en la prisión, donde sufre todo tipo de vejaciones por negarse a firmar su apoyo a Hitler, a pesar de que, como le dicen en varias ocasiones, su aceptación no tendrá ninguna trascendencia.

Vida oculta es la película más claramente narrativa de su autor, y el hecho de que el protagonista sea una especie de mártir, la convertía en una historia idónea para este director. Sin embargo, también es su película más desigual. Las imágenes en el poblado del valle tienen toda su poesía, su delicadeza y su peculiar forma de contar. Sin embargo, las escenas carcelarias, pecan de brocha gorda, sin colores y con maniqueismo radical. Sorprende esta actitud en un autor tan riguroso con los matices, posiblemente una decisión vinculada a su antipatía por aquellos a los que retrata, pero lastran el conjunto, máxime cuando la duración supera las dos horas y media.

Hay, ya lo he dicho, mucho de bueno, pero lo que podía ser una película grande, un homenaje que sin duda Malick haría gustoso, se queda a medio camino, no sé si por exceso de ambición o por pasión por la justicia.

Aun así, Malick, y Malick siempre merece la pena.

Público

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