CINE: BLANCO EN BLANCO de Theo Court

 

Chile 2019

Alfredo Castro. Lars Rudolph. Lola Rubio. David Pantaleon

Blanco en blanco ha sido de esas películas que se estreno cuando creíamos que la pandemia había terminado, julio. De hecho, es el típico producto de los primeros meses de verano que a mi tanto me gustaban: propuestas reconocidas en festivales pero ajenas a lo convencional y, por lo tanto, difíciles a la hora de atraer al público.

No la vi entonces y la recupero ahora gracias a Filmin. Merece la pena. Efectivamente es una cinta especial y dura, pero con mucho que destacar.

Estamos en los inicios del siglo XXI. Tomás es un fotógrafo que llega a Tierra de Fuego con el encargo de fotografiar a la futura esposa del magnate de la zona ( un Mr Porter que nunca llega a aparecer y que sólo se comunica a través de sus matones ). La novia es apenas una niña. El fotógrafo se obsesionará por su extraña belleza, algo que le llevará a una situación de riesgo. Sólo podrá permanecer allí aceptando el horror que le rodea, y de alguna manera, pasando a ser su cronista.

Creo que esta película triste y oscura es una doble reivindicación.

Por un lado, reivindica, a los nativos. Aquellos indios que fueron invadidos y masacrados, explotados en cuerpo y alma por quienes habían decidido extraer de esa tierra cualquier posible atisbo de riqueza. En este sentido, aboga por no olvidar los huesos y la sangre sobre la que se edificaron muchas sociedades en países colonizados.

Pero también, en honor por otro lado de los verdaderos dueños de aquella tierra, una reivindicación de un paisaje inmenso, de un lugar mítico, brutal, tan grande que, sólo con una dirección de fotografía tan fantástica como la de esta película, se puede contar. 

Theo Court usa un ritmo limpio y lento, usa sobre todo silencio, se habla poco y en la mayoría de los casos en susurros. 

También se toma su tiempo, la única manera de hacer explotar ante nuestros ojos la belleza exterior en su plenitud. Pero es igual de delicado en su descripción de interiores, con esas referencias claras a las pinturas de Hammershoi. A pesar de la diferencia de latitudes, los fotogramas me producen la misma sensación de encierro que me producen los cuadros, esa sensación de secretos que no se pueden decir en voz alta.

El director convierte  la mirada del fotógrafo en su mirada y en nuestra propia mirada, una mirada que no se puede apartar, ni de la inmensidad del paisaje, ni de la oscuridad del silencio.

Creo de todos modos que su decisión más acertada es la de mantener la perversión en la distancia y evitar el morbo. Evitar lo explícito. Entiende y consigue que el horror asome y empape desde la intuición.

En conjunto Blanco en blanco es una película arriesgada y coherente, una bofetada a la decencia, un descenso a lo peor del ser humano. Lo que me pone la carne de gallina es, al ver esa última toma, recordar las instantáneas de la cárcel de Abu Ghraib. Parece que todavía estamos lejos de alcanzar el nivel de madurez humana que sería exigible.

Público

Comentarios