Director de escena.- Gianmaria Aliverta
Intérpretes.-
Ramón Vargas. Sondra Radvanovsky. George Petean. Silvia Beltrami. Isabel Gaudí. Tomeu Biblioni. Daniel Giulianini. Goderdzi Janelidze
Comencé a familiarizarme con la ópera en la temporada del Teatro Campoamor de Oviedo hace ya muchos años. Eran producciones más para melómanos que para amantes de lo teatral. Entre inocentes decorados de cartón piedra, construidos con voluntarismo y algo de ingenuidad, surgían las voces que elevaban la maravillosa música de los maestros.
Cuento esto ahora porque, salvando las distancias del espacio disponible y el presupuesto, la representación de Un ballo in maschera con la que el Teatro Real abre su temporada, me recuerda a aquellas. Es antigua, pero produce cierta ternura de lo artesanal.
Comparte con aquellas producciones varias características: el cartón piedra abunda, los cambios exigen paradas entre escena y escena a telón cerrado ( lo peor de esta representación ) y las coreografías son un poco infantiles ( aquí incluso alguna, desconcertante).
No aporta nada nuevo más que la adaptación de la trama a la América post secesión, con Ku Klus Klan incluido, lo que no pasa de ser pintoresco. Pero, como ocurría entonces, nada interrumpe la exposición de la hermosa partitura.
He disfrutado aunque me hayan cansado los tiempos muertos. Como he dicho, sin hallazgos, nada estorba. Eso sí, supongo que juegan con ventaja: me produce, en estos tiempos, emoción el mero hecho de estar sentado en la butaca. Nunca pensé que fuese tan fácil emocionarme, aunque tampoco pensé nunca que vería en un teatro bailarines con mascarilla.
Público
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