452 páginas
Disponible en ebook
"La invención de los libros en el mundo antiguo". El subtítulo de este ensayo es claro. Efectivamente, en puridad, el objetivo de la autora sería contarnos como, desde la reproducción oral, las narraciones, cuentos, poemas o leyendas, terminaron encuadernados en volúmenes que democratizaron su existencia. Grecia y Roma son los principales paisajes.
Pero El infinito en un junco es mucho más.
Voy a divagar un poco: leo mucho desde mi infancia, posiblemente porque mi padre también lo hacía y tenía una gran biblioteca. Nunca entendí que no leyese todo el mundo. Me cuesta que haya gente que no se aproveche de una actividad que, a cambio de tan poco, ofrece tanto. Por eso cada vez que me entero de los reducidos porcentajes de lectores en nuestro país, me sorprendo.
Asumo por lo tanto que somos más bien pocos, raros, incluso escasos. Y con unas características que nos hermanan: somos personas que llevamos bien la soledad porque muy pocas veces nos sentimos solos, estamos abiertos a sorpresas y novedades, incluso hambrientos. Y sobre todo, nos gusta que nos cuenten historias, bien sean largas narraciones o el sentimiento que puede esconderse en un verso. A veces también contarlas y siempre compartirlas.
Irene Vallejo es una de nosotros. Y para nosotros a escrito este maravilloso libro. Desde la Biblioteca de Alejandría, nace un trabajo precioso, rico hasta rebosar, lleno de referencias, de anécdotas históricas, de pequeños cuentos y poemas, mitos, leyendas y canciones. Plagado de erudición. Pero no sólo, también es un libro personal, de una autora que comparte con nosotros sus lúcidas reflexiones sobre literatura pero también sobre la vida creando un diálogo íntimo, en el que llega a compartir el que seguramente haya sido uno de los episodios más dolorosos de su vida.
¿Cómo se escribe un libro tan grande, tan pleno, tan maravilloso, sin tener que dedicarle toda una vida? ¿cómo se embarca alguien en esta odisea, como un Ulises de las letras, y llega victorioso?. No lo sé, mi profunda admiración por Irene Vallejo pero también mi agradecimiento. Nos ha regalado luz. Su obra es un ejemplo, un único y singular ejemplo, de hasta donde puede llegar la palabra:
Recorremos librerías y libreros, entendiendo su oficio, bibliotecas públicas y privadas comprendiendo su dignificado en el desarrollo de las civilizavciones, escritores y fantasmas de los que nunca sabremos sui han sido reales, desafíos en forma de palabras, revoluciones cargadas de literatura. Y no son sólo libros aunque sean estos el centro de la "trama", Vallejo utiliza y homenajea a cualquier disciplina narrativa.... teatro, música, cine. Desde ese punto de vista, el ensayo es totalmente inclusivo.
En las citas iniciales creo recordar que hay una que compara un libro con un viaje. El infinito en un junco es una vuelta al mundo a través del tiempo, una aventura tan maravillosa que, una vez que lo he disfrutado como una epopeya mágica, entiendo todavía menos que haya personas que no se aprovechen del regalo de las páginas abiertas.
Público
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