CINE: EL DIABLO A TODAS HORAS de Antonio Campos

 

USA 2020

Tom Holland. Bill Skarsgard. Mia Waikowska. Robert Pattinson. Jason Clarke. Sebastian Stan. Filey Keough. Haley Bennett. Mia Goth. Eliza Scanlen. Tracy Letts. Gregory Kelly. Gabriel Ebert. Emma Coulter. Harry Melling. Douglas Hodge. Lucy Faust. Drew Starkey. Kristin Griffith

Leo que El diablo a todas horas, está basada en una novela. No me extraña. Una de las cosas que más me gusta en ella es esa textura literaria que me recuerda, por tono y paisaje, a narradores como Steinbeck. Esas historias de la américa profunda donde se cruzan personajes perdidos que podrían ocupar leyendas. Mantener esa voz en off que nos cuenta el relato, es uno de los aciertos de esta propuesta.

Son los años 40 cuando una historia de amor entre un soldado y una camarera, que se han asentado como extranjeros en una pequeña población rural y han traído al mundo a un hijo, se ve truncada por el cáncer. Ese niño verá, e incluso compartirá, como la pasión religiosa, al ser la única opción de salvación, se deforma hasta acercarse al mal.

A partir de ahí, una vez que ese muchacho se traslade a vivir con su abuela y crezca, con una casi hermana también fruto de una fe torcida, vamos a conocer sórdidas historias cruzadas pero que convergerán entre ellas hasta el duelo final.

Como no conozco la novela, no sé si su estructura es similar a la que escribe y dirige Antonio Campos en le película. En cualquier caso, la propuesta es todo menos sencilla o lineal, asume una narración en la que el espectador tiene que navegar de lado a lado, sin saber muy bien donde está el centro, cual es el foco, quienes son realmente los protagonistas y que historia será la que vamos a seguir. Nos lleva, nos trae, nos mueve. Nos exige que viajemos con él si queremos disfrutarla ( aunque no sé si disfrutar es una definición adecuada para algo tan oscuro).

Pero vayamos al contenido. Choca incluso que una cinta tan cruel, esté dirigida con esa elegancia estética, ese tono clásico. Está claro que no se nos llama a la impresión sino a la reflexión. Y es ahí donde podemos encontrar un material intenso para debate: posiblemente sea la existencia del bien la que obliga a que exista el mal, y cuando se deforma uno de los dos, se deforma el otro. Tiempos de confusión son proclives a los falsos profetas, a la fe en lo que sea por la necesidad de tener dioses, también a vivir a espaldas de cualquier norma. La religión parece contar con una terrible interpretación que la convierte en superstición, y finalmente, nos cuesta no empatizar, no convertir en representante del bien y de la justicia a quien perpetra nada menos que cuatro asesinatos.

La acumulación de estas historias componen un tapiz terrible pero no tan extraño. El director las cuenta con la lentitud suficiente para detenerse en los detalles y la agilidad de tejer más de dos horas sin descanso.

Repito, no es una película fácil y estoy seguro de que serán muchos los que se sientan expulsados. Yo la he disfrutado como una rareza puesta en pie con profesionalidad y riesgo. Y me da mucho que pensar.

Público

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