TEATRO: A STREETCAR NAMED DESIRE de Tenesse Williams

Director.-
Benedict Andrews
Intérpretes.-
Gillian Anderson. Ben Foster. Vanessa Kirby. Corey Johnson. Clare Burt. Lachele Carl. Branwell Donaghey. Otto Farrant. Nicholas Gecks. Troy Glasgow-.
Producción Young Vic/ National Theatre
National Theatre Live

Tengo que reconocer que me estoy aficionando. Por supuesto, nunca sustituirá al teatro en vivo, pero es difícil rechazar la oportunidad de visionar estas producciones.
Supongo que la vuelta a la normalidad significará también la vuelta a la necesidad de acudir a los cines en horarios concretos para disfrutar Nationsl Theatre Live,,pero mientras tanto , mayo de 2020 se ha convertido en el mes en que más teatro he visto, en los últimos años.
Esta semana. la propuesta es la versión de Un tranvía llamado deseo que, hace unos años, se presento en el Young Vic de Londres, estrenándose más tarde en Broadway
La protagoniza Gillian Anderson, más conocida por ser la protagonista de Expediente X.
Lo primero que me llega al comenzar, es que, no sé porqué, llevo tiempo sin ver  nada de Tenesse Williams y había olvidado lo bien que escribe. Esta obra es desde el punto de vista dramático, un prodigio, tanto en estructura narrativa como en su capacidad para describirnos a sus personajes, desde su paisaje educacional hasta el interior de su alma.
La propuesta del director Benedict Andrews, sobre el papel, actualiza la obra, sin embargo, creo que más que eso, la aleja de cualquier referencia temporal llegando a la abstracción.
Un escenario impersonal rodeado de público por los cuatro lados y en perpetuo estado giratorio. Práctico. Permite una visión bastante amplia de lo que ocurre, podemos tener la sensación de que vemos a los actores en todo momento. Pero también hace que los cambios se sucedan a la vista y alarga un poco la función. No ayudan demasiado las incorporaciones musicales, un poco anodinas y no integradas en el conjunto.
En general, tengo que decir que la sensación es que la dirección opta aquí por lo obvio, todo está bien contado pero desde la obviedad, no desde la sutileza. Pierde algo de su poesía y es la causa de que en varios momentos ocurra algo inesperado en un drama de este tipo: que la gente se ría.
Blanche Dubois es un personaje singular, doliente, con el alma hecha pedazos y perdida en un pasado que se le desvanecido entre los dedos. Gillian Anderson hace una buena composición, pero me gustaría que, cierta delicadeza le permitiese una grandeza mayor, no verla derrumbada desde la primera imagen, mostrando al público sin pudor su decadencia.
No hay nada que me moleste en esta función, y tiene algún hallazgo en su carnalidad. Ben Foster es un Stanley Kowalski potente y cruel, pero en general no creo que vaya a ser una producción memorable.
Eso sí, permite sin interferir, que nos llegue lo escrito por Tenesse Williams.
Y eso me ha llevado a recordar que esta es una de las grandes obras de la historia del teatro.
A la que siempre merece la pena volver.

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