CINE: ROUBAIX. UNE LUMIERE de Arnaud Desplechin

Francia 2019
Roschdy Zem. Lea Seydoux. Sara Forestier. Antoine Reinartz

Seguimos con la oportunidad de visionar cintas que posiblemente no habrían tenido una buena distribución convencional en salas.
En este caso, una película de un director francés importante, al que debemos alguna obra tan lograda como Un cuento de Navidad, y animado siempre a experimentar desde presupuestos conocidos.
Estuvo en Cannes donde obtuvo críticas dispares y sí tuvo una importante presencia en los premios Cesar, donde terminó con el galardón a mejor actor.
Roubaix es, al parecer, una de las localidades más peligrosos y degradados de Francia.
La historia que nos cuenta Desplechin se centra alrededor de una comisaria de policía y la actividad que desarrollan día a día.
En ese paisaje oscuro, nocturno generalmente, feo, donde la desesperanza no tarda en alcanzar a las nuevas incorporaciones, cruza un personaje, una especie de luz, el jefe de policía Daoud, de origen árabe, pero criado en ese barrio desde su infancia. Un hombre cuyo carisma surge de su bondad, de su serenidad, algo sorprendente para alguien que tiene que sumergirse cada día en la miseria.
La película transita por algunas de estas historias, apuntes en algún caso. La más desarrollada, la que se corresponde con el cruel asesinato de una anciana y la involucración en el mismo de dos mujeres jóvenes, posiblemente amantes.
La reconstrucción que realizan de lo sucedido carece totalmente de efectismos. No los necesita. El efecto más aterrador es la frialdad con la que se nos cuenta.
Como decía antes, el director utiliza materiales conocidos, cine negro, pero su mirada es diferente.
Lo más importante es que la sustancia que empapa la narrativa, no es la tensión, como es habitual en el género, sino la ternura, la comprensión.
Es una propuesta revolucionaria, que cambia totalmente el tono. Roubaix es diferente a cualquier obra policiáca. De hecho transmite la continua sensación de ser una historia escrita sobre ruinas, ruinas de ciudad, ruinas de una sociedad, ruinas humanas. Incluso la femme fatale, terrible en su nivel moral, es ya sólo una desgraciada sin futuro.
En el centro de la miseria, un hombre que no reniega del lugar donde ha crecido, que reacciona de inmediato ante el maullido de sus gatos y disfruta de la belleza de los caballos.
Él, su personaje, es la esperanza. Una esperanza que traspasa a lo formal, haciendo que algo que debería de ser estéticamente sórdido sea elegante y hasta bello. Otra opción arriesgada pero coherente y lograda del director. Esa fotografía brillante, esa música de fondo....
Roubaix es una cinta especial por muchas razones, pero sobre todo, porque es una apuesta por la luz, por la bondad como arma de resistencia.
Merece la pena apostar por cambiar la oscuridad.

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