CINE: JUDY de Rupert Gold

UK 2019
Renee Zellweger. Jessie Buckley. Rufus Sewell. Finn Wittrock. Michael Gambon. Bella Ramsey. John Dagleish. Gemma Leah Devereux. Gaia Weiss. Andy Nyman. Fenella Woolgar. Phil Dunster. Julian Ferro. Royce Pierreson. Lucy Russell. Philippe Spall. Kate Margo.

Judy Garland está más en el recuerdo como icono que como actriz.
Si exceptuamos El Mago de Oz y Ha nacido una estrella, no creo que haya muchas películas suyas que se recuerden.
El colectivo gay la convirtió en una de sus referencias pero personalmente creo que es más un icono de los juguetes rotos, esos personajes superados por el éxito que terminan en ruinas.
La historia de Garland recoge todos los aditamentos: explotación infantil, alcohol, fracasos sentimentales, adicción a medicamentos.....
Su biografía era una de esas películas que todos esperan.
Y sin embargo, la crítica general sobre el resultado ha sido tibia.
Es cierto que no podemos hablar de un biopic.
La cinta, con algunos flashbacks, se centra en los conciertos que la actriz ofreció en Londres, con el objetivo de recobrar el éxito, seis meses antes de morir a los cuarenta y siete años.
Cuando termina, no sabemos mucho más de la protagonista de sus sentimientos, tampoco tenemos mucha más información sobre su vida, e incluso hay una ausencia total de la relación con su hija, la también famosa Liza Minelli,
Pero no hay en la cinta nada que moleste.
Creo que la esencia del proyecto es que más que un biopic, esta cinta es un homenaje, un regalo a la memoria de un personaje doliente. Está claro que por parte de director y guionista hay mucho amor hacia ella, y eso se traduce en un cariño que traspasa la pantalla y que consigue en varios momentos producir emoción.
Es decir, no es el relato ambicioso, que podría haber ahondado en una industria incipiente, la de Hollywood, empapada en crueldad, tampoco el retrato íntimo del fracaso. Es un apunte con corazón.
Personalmente no me siento decepcionado.
Una de las razones, aparte de la veneración del director por su personaje, es, sin duda, la interpretación  Renne Zellweger. No conozco, ya lo he dicho al principio, lo suficiente de la Garland para hablar de mimetismo, pero la composición es primorosa en la creación de un ser humano complejo y homogeneo, frágil y pequeño, tanto desde el punto gestual como interior.
Es grande.
Cuando llegamos al final, con ese Somewhere over the rainnbow que todos estábamos esperando, no sólo no nos molesta la posible manipulación de la escena, sino que la recibimos con cariño.
Hay veces que merece la pena dejar que nos engañen.
No siempre hay que ser tan exigentes.

Público

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