OPERA: AIDA de Giusepe Verdi

Director musical.-
Nicola Luisotti
Director de escena.-
Hugo de Ana
Intérpretes.-
Gregory Kunde. Liudmila Monastyrska. Violeta Urmana. Roberto Taglituni. Solomon Howard. George Gagnidze. Sandra Pastrana. Fabian Lara
Disponible en MyOperaPlayer

Aida es una de esas óperas icónicas. Por supuesto por su música pero también por su exotismo y sus posibilidades escénicas.
Recuerdo haber comentado hace tiempo aquí mismo, mi rechazo al excesivo minimalismo que en un momento determinado imperó en las producciones operísticas.
Es cierto que existen búsquedas. Directores como Robert Carssen han conseguido dar otra visión, en algunas ocasiones genial, de obras muy conocidas. Pero también es verdad que hemos visto, en este mismo teatro, barbaridades y , en muchas ocasiones, reducciones que convertían la representación en algo muy cercano a una versión concierto.
Parece que existe cierto complejo hacia el cartón piedra, hacia lo tradicional. Pero con eso se corre el peligro de olvidar el factor gran espectáculo que la ópera tiene en esencia.
Esta versión de Aida dirigida en la parte escénica por Hugo de Ana, se recuerda como una de las propuestas emblemáticas del Teatro Real. Se estrenó hace veinte años y se ha repuesto hace dos o tres. Gracias a MyOperaPlayer y a su generosidad en tiempos de pandemia, finalmente he podido disfrutarla.
Y el comentario es fácil:
Esta Aida es, como base, la Aida que cualquiera podría imaginar.
Lo que Hugo de Ana nos ofrece es un espectáculo fastuoso, en un Egipto reconocible pero, eso sí, alejado de los tópicos. Para él, la tierra del Nilo tiene mucho de arcaico, casi de ruina aunque estas sean ruinas gigantes y hermosas, y sus habitantes, mucho de primitivo, de tribal.
Las danzas, muy criticadas según he leído, por su rareza, cerca en ocasiones del feismo, representan ese aspecto brutal de una sociedad que habíamos idealmente coronado como una de las cunas de la civilización. A fin de cuentas, la trama y el comportamiento de sus personajes, remiten a una crueldad propia de esos estadios.
Cada escena es un cuadro inmenso, sorprendente y rico. Pero sin por ello olvidarse de la oscuridad de una historia de amor y traiciones.
Quizás pueda ser reiterativo, pero es una pena que se asuman las limitaciones dramáticas de los cantantes de ópera, y en esos decorados, no tenga más fuerza interpretativa la trama.
Aun así, para mi esta Aida es un ejemplo de libro de lo que deberían de ser ciertas producciones operísticas, de lo que muchas veces busca un público, no melómano pero sí curioso y sensible.
No reniego de las nuevas propuestas ni mucho menos, pero considero que, cada temporada, debería de tener varias propuestas donde la ópera se jactase de su nivel de espectáculo.
Yo he disfrutado mucho con esta Aida que no es perfecta, pero sí grande.

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