LUIS SEPULVEDA, ADIOS

Una de las primeras novelas que recomendé a mis hijas ( y a todo el que se dejase ) fue Un viejo que leía poemas de amor.
Sólo un alma curiosa, llena de amor y de vida, podía escribir una joya así.
Luego pasaron por Mundo del fin del mundo.
Para descubrir que este autor sobre el que tanto les hablaba su padre, ya lo habían conocido en el colegio gracias a la fábula del gato y la gaviota.
Luego vinieron otros.
Nombre de torero, Yacaré....
Muchos más.
Siempre me gusto leerle y escucharle, ese perfil de aventurero, esa vitalidad que sólo florece cn esa textura en Latinoamérica.
Y esa sonrisa que rescato en esta fotografía.
Hoy leo que nos ha dejado.
No voy a hacer comentarios fáciles sobre su nuevo viaje, su próxima aventura.....
Sólo decir que echare de menos que siga escribiendo y que, sin haberlo conocido, tengo la seguridad de que era una de esas personas que hacían que el mundo fuese un lugar mejor.
Son cosas que se descubren en las palabras.

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