Tallie Medel. Norma Kuhling. Lorelei Romani. C Mason Wells. Dylan McCormick. Kolyn Brown. Will McGee. Scott Friend. Evan Davis. Ben Sloane. Caroline Loft
Hay películas que te encuentras.
No has oído hablar de ellas, no son conocidas, duran poco o nada en la cartelera...
Pero por lo que sea, te las encuentras. Y eso ya genera cierta relación de intimidad.
Cuando además te encuentras una pieza tan delicada, tan especial como Fourteen, esa obra se convierte en algo personal, propio.
Algo de eso me pasa con esta cinta.
Habla de cosas que me gustan, de la amistad como una relación que se mantiene durante décadas al margen de la frecuencia de los encuentros.
Lo hace a través de dos mujeres.
Una, un patito feo anclado en una seguridad que necesita reafirmar constantemente, tanto intentando racionalizar toda su vida como convirtiéndose en un constante mentor y ayuda de quien la necesita.
La otra, Jo, un ser desbordado por la vida, probablemente inteligente y llena de talento, pero también de dolor y miedo.
Durante diez años asistimos a algunos de sus encuentros, así como al desarrollo de la vida de cada una. Vamos recibiendo pequeñas píldoras de información sobre quienes son, lo que piensan, que las motiva.... pero la cinta se construye entre autor y espectador, y aunque podamos tener referencias a una posible enfermedad mental o a algún suceso ocurrido cuando una de ellas tenía apenas catorce años, la historia completa será nuestra, de cada uno.
Aunque quizás lo que nos dice Sallitt es que la historia completa no historia, que lo que importa es el presente, captar la vida. Algo que el consigue de una forma precisa con una sencillez en la que es asombroso que pueda esconderse tanta sabiduría.
La caligrafía es brusca y serena al mismo tiempo. El tiempo no transcurre, salta. Y los diferentes escenarios son lugares que habitan estas dos mujeres con aquellos que se mueven a su alrededor, seguramente todos y cada uno de ellos con su propia historia.
Todo es casi perfecto en Fourteen. Evocador. Y diría poético si no pensase en lo manido de la palabra. Algunos hablan, al comentarla, del cine europeo de Rohmer o, como no, del indie americano. A mi me parece singular, con sus propia personalidad. Y si tuviese que encajarla en algún sitio, sería en la de los narradores que son capaces de esconder un drama debajo de la naturalidad de la existencia, sin rebajar un ápice su intensidad.
Hablaba al inicio de las dos mujeres como centro. Lo son. Y lo que hace grande la película son ellas. En primer lugar, la complejidad con que están escritas y la sencillez con que están contadas. En segundo lugar, por supuesto sus intérpretes.
No conocía a ninguna de las dos actrices.
Tallie Medel es la solidez. Capaz de otorgar todos los matices a un personaje tan dual, tan solitario y tan necesitado de no demostrar que lo está.
Pero sobre todo, no puedo evitar enamorarme de Norma Kuhling. No ya por su físico, por su rostro que bascula entre la ingenuidad y la madurez. Me entrego a su sufrimiento y a su fragilidad, necesito consolarla, la comprendo y me duele. Ella es para mi el corazón de este regalo que no esperaba.
A veces te encuentras tesoros escondidos.
Es lo que tiene la curiosidad.
Público
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