CINE: MONOS de Alejandro Landes

Colombia 2019
Sofía Buenaventura. Julián Giraldo. Karen Quintero. Laura Castrillón. Deiby Rueda. Paul Cubides. Sneider Castro. Moises Arias

Monos es para mi una de esas películas sorpresa.
No es de un autor conocido, no llega a la condición de sleeper. Parece una de esas cintas que nacen en algún festival incubadora, en este caso Sundance, y que a partir de ahí se foguean en diferentes competiciones cinematográficas más o menos menores. Parece como si quisiesen llenarse la mochila de premios antes de su puesta de largo en las salas.
Luego se buscan comentarios de renombre, en este caso, Iñarritu entre otros. Y todo empaquetado. Con esto, la película ha ganado varios enteros y ascendido a la liga de los importantes.
Ahí librará su última carrera, la de conocer si finalmente consigue enganchar al público.
En esa trayectoria, muchas cintas se quedan en el camino o cuando finalmente llega a las salas, no pasan de ser una rareza.
Pues bien, personalmente, creo y espero que Monos tenga otro recorrido. No sólo es una película interesante sino que es una cinta arriesgada, valiente y singular.
Todo comienza con una imagen inquietante que será preludio de lo que nos espera. En un contraluz ante un paisaje que se descubre poco a poco como grandioso,, un grupo de chicos y chicas juegan un extraño partido de fútbol con los ojos vendados. Los dirige un enano forzudo, un muñeco cruel, diminuto pero propietario de la voluntad de todos ellos.
Percibimos  inseguridad, miedos, obediencia y  desorientación.
Pronto aprendemos que son un grupo de guerrilleros, allí destacados por ese enano que actúa con la tiranía de los fanáticos, Su misión, el cuidado de una rehén americana.
Se ha comparado la película con dos referencias muy importantes, en cine, con Apocalipsis Now y en literatura con El Señor de las Moscas.
De la primera tiene el descenso. La inmersión en un entorno terrible, donde la naturaleza, sobrecogedora en su inmensidad y en su belleza, nos atrapa y nos vence. Conocer que el mundo es un lugar mucho más amplio que lo que conocemos, y aun ignoto y amenazador en muchos de sus rincones
De la segunda, al margen de una referencia tan obvia como la cabeza del cerdo, esa violencia incontrolada que surge como instinto de supervivencia en circunstancias extremas  donde no existe la guía ni el aprendizaje necesario. La infancia como territorio inhóspito cuando no hay protección. Fértil en su creatividad y su capacidad de emulación, pero necesitada de un desarrollo que enfoque correctamente su crecimiento y no deje que la crueldad del instinto se apodere y potencie su parte animal..En el entorno selvático, imprevisible, se desarrolla otro movimiento de la misma intensidad: el desorden de los sentimientos de estos muchachos sin referencias, el no entender aquello que va apareciendo en su interior y que hará crecer su sensación de pérdida.
Ocho muchachos de los que entendemos demasiado pronto, y asumimos como un mazazo, que no tienen futuro. Ocho muchachos condenados al presente, a un presente continuo donde cada minuto, cada hora, es un paso de un camino que podrá detenerse en cualquier momento.
Alguno, encuentra su propio corazón en ese viaje. Pero no es fácil, y menos cuando esto va a convertirse para él o ella más en un obstáculo que en un beneficio.
Posiblemente Monos se basa en las FARC y la situación que ha vivido Colombia, pero su autor es capaz de convertirla en algo mucho más universal.
Un mundo que existe aunque parezca alejado del nuestro a años luz. Un mundo sin más dioses que los primitivos, crueles, mortales.
Posiblemente tenga que ver con el hecho de elevarla a un nivel de abstracción.
Y es que la aportación más importante de Landa es su caligrafía. Cada imagen cada escena, es un descubrimiento, pero lo grande es que esta exhuberante riqueza visual, nunca deja de estar al servicio de la narración. Conseguir este equilibrio ha sido el fracaso de muchos pretendidos autores. Esa hipnosis visual que nos sentimos con esta película y un guion muy bien escrito, capaz de bascular entre lo coral y lo individual con maestría, es lo que hace que esta historia llegue a resultarnos apasionante y que, en cualquier caso, nos atrape la pantalla.
En resumen, Monos es una cinta que nos enfrenta, una vez más, al mundo. Como ya comentaba con Los Miserables, un mundo que tenemos que asumir muy desigual. Esta vez, nos trasladan a límites que pensaríamos de otro planeta pero que están aquí. Y lo hace un director que entiende que la imagen le va a permitir hacerlo con una explosión de belleza, y que la belleza también puede contar la muerte, el horror.
Espero que Monos no sea de vuelo breve. Merece llegar a muchos. Y la disfrutarán.

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