España 2019
Carlos Santos. Miguel Ángel Muñoz. Luisa Gavasa. Patricia Vico. Pedro casablanc. María Cantuel. Macarena Gómez. Belén López. Raúl Merida. Luis Varela. Cayetana Guillen Cuervo.ramón Langa. Andoni Ferreño. Alfonso Delgado. Jacobo Dicenta. Samuel Miró. Susana Paz. Jero García. Daniel Huarte
La verdad es que nunca he sido muy de Garci.
Le reconozco el merito de haber sido capaz de escribir en su época un cine nuevo aplicando la gramática americana a nuestras realidades y consiguiendo productos icónicos entonces como Asignatura Pendiente.
También haber tenido la valentía de ofrecer algo tan contracorriente como Canción de Cuna, lo mejor suyo que he visto.
Y tengo que reconocer que me causa simpatía la crítica feroz que genera en los culturetas progres.
Aun así, no le he seguido.
Parece que lleva años inactivo y que se ha decidido a regresar con una precuela de los que fueron sus mayores éxitos, El Crack uno y dos.
El Crack Cero parte por lo tanto con algo de autohomenaje, de obra apegada a su autor. Recuerda a You are the one, otra de sus cintas, donde también en blanco y negro, utilizaba el guion como excusa para rememorar imágenes con sabor a melodrama clásico.
Lo que nos encontramos ahora, la verdad, no deja de ser sorprendente.
Cine negro. Muy negro, no en su oscuridad, sino en su repetición, hasta la acumulación de un coleccionista, de todos los cliches que componen la mitología del género. Si Areta en sus otras entregas ya era un émulo de Bogart, aquí el mimetismo es casi absoluto. Hay mujeres hermosas, hay una secretaria y un ayudante singulares, hay millonarios corruptos, hay boxeo, hay secretos policiales....
También unas imágenes llenas de sombras, preciosas.
Y unos textos casi imposibles donde asoman, sin problema, la literatura, el cine, el fútbol, los toros... sin duda pasiones del autor/ director.
En definitiva es una película catálogo que es antigua porque nace antigua, un producto extraño, anacrónico. De algún modo una propuesta divertida.
De todos modos, asumida la calidad en su producción y algunas interpretaciones muy buenas, le faltan varias cosas para alcanzar el nivel de referente que pretende: por un lado, cierto lirismo, o identidad, para llegar a homenaje y no rozar el pastiche; por otro, la trama, un policiaco es un policiaco, y una trama sólida, más sólida, es siempre exigible.
Hay irregularidades que, conociendo el oficio del director, sólo pueden verse como intencionadas: si no fuese porque Garci no me parece un tipo con mucho sentido del humor, pensaría que sólo desde la ironía pueden asumirse secuencias como las de Macarena Gómez o la de Cayetana Guillén Cuervo.
En fin, lo dicho, un cine extraño que no es malo, pero tampoco bueno.
Sólo un apunte final a la nostalgia. Está claro la de Mr Garci hacia el cine clásico, cuidado, narrativamente ordenado. Pero lo que más me llama la atención, son esos interludios, numerosos, de las calles nocturnas de Madrid, en ocasiones casi abandonadas y cubiertas por un hermoso piano. Parece que la nostalgia se refiere también a ese otro tiempo, 1975 en que todos éramos más inocentes, la libertad aparecía en la puerta y soñábamos. Posiblemente esa nostalgia se deba a que no hemos crecido como al él le habría gustado.
O también, posiblemente también, a que entonces éramos más jóvenes. Y sólo el cine, bendito cine, tiene la capacidad para parar el tiempo.
El Crack Cero lo intenta.
Público
Carlos Santos. Miguel Ángel Muñoz. Luisa Gavasa. Patricia Vico. Pedro casablanc. María Cantuel. Macarena Gómez. Belén López. Raúl Merida. Luis Varela. Cayetana Guillen Cuervo.ramón Langa. Andoni Ferreño. Alfonso Delgado. Jacobo Dicenta. Samuel Miró. Susana Paz. Jero García. Daniel Huarte
La verdad es que nunca he sido muy de Garci.
Le reconozco el merito de haber sido capaz de escribir en su época un cine nuevo aplicando la gramática americana a nuestras realidades y consiguiendo productos icónicos entonces como Asignatura Pendiente.
También haber tenido la valentía de ofrecer algo tan contracorriente como Canción de Cuna, lo mejor suyo que he visto.
Y tengo que reconocer que me causa simpatía la crítica feroz que genera en los culturetas progres.
Aun así, no le he seguido.
Parece que lleva años inactivo y que se ha decidido a regresar con una precuela de los que fueron sus mayores éxitos, El Crack uno y dos.
El Crack Cero parte por lo tanto con algo de autohomenaje, de obra apegada a su autor. Recuerda a You are the one, otra de sus cintas, donde también en blanco y negro, utilizaba el guion como excusa para rememorar imágenes con sabor a melodrama clásico.
Lo que nos encontramos ahora, la verdad, no deja de ser sorprendente.
Cine negro. Muy negro, no en su oscuridad, sino en su repetición, hasta la acumulación de un coleccionista, de todos los cliches que componen la mitología del género. Si Areta en sus otras entregas ya era un émulo de Bogart, aquí el mimetismo es casi absoluto. Hay mujeres hermosas, hay una secretaria y un ayudante singulares, hay millonarios corruptos, hay boxeo, hay secretos policiales....
También unas imágenes llenas de sombras, preciosas.
Y unos textos casi imposibles donde asoman, sin problema, la literatura, el cine, el fútbol, los toros... sin duda pasiones del autor/ director.
En definitiva es una película catálogo que es antigua porque nace antigua, un producto extraño, anacrónico. De algún modo una propuesta divertida.
De todos modos, asumida la calidad en su producción y algunas interpretaciones muy buenas, le faltan varias cosas para alcanzar el nivel de referente que pretende: por un lado, cierto lirismo, o identidad, para llegar a homenaje y no rozar el pastiche; por otro, la trama, un policiaco es un policiaco, y una trama sólida, más sólida, es siempre exigible.
Hay irregularidades que, conociendo el oficio del director, sólo pueden verse como intencionadas: si no fuese porque Garci no me parece un tipo con mucho sentido del humor, pensaría que sólo desde la ironía pueden asumirse secuencias como las de Macarena Gómez o la de Cayetana Guillén Cuervo.
En fin, lo dicho, un cine extraño que no es malo, pero tampoco bueno.
Sólo un apunte final a la nostalgia. Está claro la de Mr Garci hacia el cine clásico, cuidado, narrativamente ordenado. Pero lo que más me llama la atención, son esos interludios, numerosos, de las calles nocturnas de Madrid, en ocasiones casi abandonadas y cubiertas por un hermoso piano. Parece que la nostalgia se refiere también a ese otro tiempo, 1975 en que todos éramos más inocentes, la libertad aparecía en la puerta y soñábamos. Posiblemente esa nostalgia se deba a que no hemos crecido como al él le habría gustado.
O también, posiblemente también, a que entonces éramos más jóvenes. Y sólo el cine, bendito cine, tiene la capacidad para parar el tiempo.
El Crack Cero lo intenta.
Público
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