Siruela
240 páginas
Disponible en ebook
Ocurrió primero con Jelineck y luego con Herta Muller. Dos Premio Nobel de literatura a las que desconocía hasta entonces y que, una vez descubiertas, consiguieron fascinarme ( más que la primera la segunda, con la que vivo una ansiosa historia de perenne admiración).
Pensé en Olga Tokarczuc como la siguiente, ya que, hasta el día que leí su nombre, en este extraño año de doble premio, no tenía ni idea de quien era.
La percepción sin embargo ha sido muy diferente.
Frente a la singularidad que, por distintas razones, tiene la prosa de las otras dos. En el caso de esta, con una prosa exquisita, su valor está especialmente en el contenido. Su efecto es menos inmediato, surge a medida que se avanza en su lectura. Por seguir con el símil del amor, hay más admiración que pasión , o lo primero es el camino, más lento, para llegar a lo segundo.
La historia que nos cuenta se desarrolla en un pequeño pueblo de la Polonia rural. El escenario puede resultar conocido, un país salido de un régimen comunista y que conserva una estructura moral bastante difusa en un paisaje cercano a la miseria. También lo es el tono, de thriller en algún aspecto, cercano también al género de terror que podría firmar un Arthur Machen por ejemplo.
Sin embargo, Sobre los huesos de los muertos es diferente.
Su protagonista, la Señora Janina ( aunque no le gusta que la llamen así ) aparece al inicio como una anciana algo extravagante en su soledad, firme creyente en la astrología. No es hasta la mitad del libro cuando descubrimos que en el pasado ha sido ingeniera, con obras importantes en los Países Árabes. Su voz comienza a tener ahí otro nivel o, mejor dicho, la escuchamos de otra manera. No he podido evitar sentir una referencia a la fantástica película La mujer sin piano.
La construcción de ese personaje para el lector, podría ser uno de los motivos de este libro.
Ella es la narradora. Una voz singular que nos transmite un entorno cotidiano, donde ella es capaz de pintar el microcosmos que la rodea, otorgándole colores tenues pero que superan el gris ambiental. Lo hace mediante nombres más o menos casados con el perfil de cada uno, con su pasión por los animales y la justicia y con su precisa descripción de los paisajes.
Pero sobre todo, esta mujer, es sabiduría. Tokarczuc es capaz de poner en palabras, de construir una narración a través de un personaje pleno, con toda una experiencia que le permite una observación serena del mundo, unas conclusiones certeras. Posiblemente la escritora esté retratando a una generación de su país, haciendo un homenaje a todos aquellos que tuvieron que vivir asumiendo que nunca iba a reconocerse su verdadero valor.
Como decía al principio, la grandeza de esta obra, de la escritura y el pensamiento, esta, a pesar de su bella forma, sobre todo en el contenido.
Es esa capacidad clara de reflexión, esa construcción sobre el pensamiento, lo que me envuelve. Posiblemente porque transmite la grandeza que puede alcanzar el ser humano, dentro de un entorno cotidiano.
No puedo con la lectura de una sola novela hacer una valoración de Olga Tokarczuc, y sin embargo, me quedo con la sensación de fuerza e inteligencia, de belleza y lucidez.
Necesito más. Y eso es bueno.
Público
240 páginas
Disponible en ebook
Ocurrió primero con Jelineck y luego con Herta Muller. Dos Premio Nobel de literatura a las que desconocía hasta entonces y que, una vez descubiertas, consiguieron fascinarme ( más que la primera la segunda, con la que vivo una ansiosa historia de perenne admiración).
Pensé en Olga Tokarczuc como la siguiente, ya que, hasta el día que leí su nombre, en este extraño año de doble premio, no tenía ni idea de quien era.
La percepción sin embargo ha sido muy diferente.
Frente a la singularidad que, por distintas razones, tiene la prosa de las otras dos. En el caso de esta, con una prosa exquisita, su valor está especialmente en el contenido. Su efecto es menos inmediato, surge a medida que se avanza en su lectura. Por seguir con el símil del amor, hay más admiración que pasión , o lo primero es el camino, más lento, para llegar a lo segundo.
La historia que nos cuenta se desarrolla en un pequeño pueblo de la Polonia rural. El escenario puede resultar conocido, un país salido de un régimen comunista y que conserva una estructura moral bastante difusa en un paisaje cercano a la miseria. También lo es el tono, de thriller en algún aspecto, cercano también al género de terror que podría firmar un Arthur Machen por ejemplo.
Sin embargo, Sobre los huesos de los muertos es diferente.
Su protagonista, la Señora Janina ( aunque no le gusta que la llamen así ) aparece al inicio como una anciana algo extravagante en su soledad, firme creyente en la astrología. No es hasta la mitad del libro cuando descubrimos que en el pasado ha sido ingeniera, con obras importantes en los Países Árabes. Su voz comienza a tener ahí otro nivel o, mejor dicho, la escuchamos de otra manera. No he podido evitar sentir una referencia a la fantástica película La mujer sin piano.
La construcción de ese personaje para el lector, podría ser uno de los motivos de este libro.
Ella es la narradora. Una voz singular que nos transmite un entorno cotidiano, donde ella es capaz de pintar el microcosmos que la rodea, otorgándole colores tenues pero que superan el gris ambiental. Lo hace mediante nombres más o menos casados con el perfil de cada uno, con su pasión por los animales y la justicia y con su precisa descripción de los paisajes.
Pero sobre todo, esta mujer, es sabiduría. Tokarczuc es capaz de poner en palabras, de construir una narración a través de un personaje pleno, con toda una experiencia que le permite una observación serena del mundo, unas conclusiones certeras. Posiblemente la escritora esté retratando a una generación de su país, haciendo un homenaje a todos aquellos que tuvieron que vivir asumiendo que nunca iba a reconocerse su verdadero valor.
Como decía al principio, la grandeza de esta obra, de la escritura y el pensamiento, esta, a pesar de su bella forma, sobre todo en el contenido.
Es esa capacidad clara de reflexión, esa construcción sobre el pensamiento, lo que me envuelve. Posiblemente porque transmite la grandeza que puede alcanzar el ser humano, dentro de un entorno cotidiano.
No puedo con la lectura de una sola novela hacer una valoración de Olga Tokarczuc, y sin embargo, me quedo con la sensación de fuerza e inteligencia, de belleza y lucidez.
Necesito más. Y eso es bueno.
Público
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