404 páginas
Disponible en ebook.
Es fácil y hay poco que decir que no se haya dicho ya, cuando nos referimos a la tercera parte de una saga.
Sobre todo cuando el volumen mantiene las constantes de los anteriores y las bondades que nos han llevado a engancharnos en esta larga peripecia literaria.
De nuevo nos encontramos sumidos en el seno una familia británica, los Cazalet, representantes de la clase alta económicamente hablando, lindando con la aristocracia pero aun un escalos por debajo.
Estamos en plena guerra.
Lo que los distinguía como privilegiados, ha mermado ligeramente a causa de las penurias de la contienda y el racionamiento.
Las normas de antaño también se diluyen. El orden organizado ha perdido su rigidez. Y todo ello no puede llevar sino a la confusión.
Los niños de antaño ya comienzan a enfrentarse a una vida más compleja. Tienen que tomar decisiones que no siempre son las acertadas, con un sostén menos protector, por parte de sus mayores, cuya moralidad también se ha contagiado de cierta laxitud.
Es como si hubiesen entrado en un tiempo intermedio, con principio y fin, en el que pueden ocurrir cosas que antes hubiesen sido consideradas inaceptables.
La infidelidad es una forma de relación, los deseos son confusos. Los sueños chocan de frente con la realidad.
Junto con los miembros de la familia, Howard extiende la peripecia a algunos de sus allegados, como ya hacía en las novelas anteriores. Con ello enriquece todavía más el paisaje.
Estas Crónicas continúan siendo un inmenso tapiz lleno de color y brillo, narrado desde la intimidad de cada personaje, lleno de matices y de una precisión que las convierte en un excelente documento histórico y en una narración apasionante.
No tardaremos en hablar de la cuarta.
Público
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