CINE: LA HIJA DE UN LADRÓN de Belén Funes

España 2019
Greta Fernández. Eduard Fernández. Alex Monner. Borja Espinosa. Frank Feys

La hija de un ladrón es algo así como una película sorpresa, o lo fue cuando apareció en el Festival de San Sebastián.
Ópera prima de Belén Funes, la crítica se rindió desde el principio, incluso aquellos que no llegaban a la alabanza reconocían que no adolecía de ninguno de los defectos de los que adolecen las primeras obras.
De hecho La hija de un ladrón podría incluirse sin problemas en el catálogo de directores tan maduros como los Dardenne.
Es un retrato.
El de una niña mujer, madre soltera y viviendo en un piso de los servicios sociales. El de una hija que no puede acceder a esa condición, y posiblemente nunca haya podido, dado que su padre es un absoluto canalla. Una niña mujer que es capaz de cualquier cosa por un poco de amor, que mendiga cariño hasta la humillación. Una mujer que lucha con uñas y dientes por un lugar en el mundo.
Sara es un personaje al borde de la marginalidad, le quedan pocos pasos para salirse del marco. Ella no tiene tiempo para pensar, ni siquiera para pensar quien es, algo que le preguntan varias veces y que no sabe como contestar. Ella, sólo quiere una vida normal, y poder ser una persona normal. Que extraño mundo hemos construido en el que es tan difícil para muchos alcanzar el nivel de lo corriente.
Sara no está lejos de la Rosetta de los hermanos antes citados.
Hay dos cosas que hacen esta película especial, que le dan su personalidad
Por un lado, la solidez y la sinceridad con la que Funes dibuja este retrato y su entorno. No hay efectos, no hay nada falso, no engaña. Lo que hay en pantalla es la verdad. La emoción nace de lo cierto. A mi personalmente, me sobrecoge ese abrazo a tres en la fiesta, esa foto de familia, increible, absurda, cruel, pero familia. Para ello, para narrar lo que ocurre a nuestro lado, no es necesario ya utilizar códigos estéticos que en su momento se puso de moda para acercar estas historias a la textura del documental. La realización es aquí planificada, sobria, muy trabajada. Como debe de ser cuando hay detrás una mano firme y sabia.
Y por supuesto, Greta Fernández. Ella es Sara. Es su dolor, es su angustia, es sus dudas, su fuerza y su lucha. Es realidad cada gesto, cada mirada. Es técnicamente perfecta pero además, tiene el alma de su personaje. Su interpretación es única, redonda, triste.
Antes de terminar, hay algo que quiero citar en lo que se refiere a la interpretación: todos están perfectos, pero descubro en un papel secundario a un chaval al que descubrí en Los niños salvajes, que ha ido creciendo y en La piel dura, de Lacuesta, hizo una creación incomparable. Siempre esta bien y siempre transmite su personalidad a sus personajes. Me parece que será de los grandes. Se llama Alex Monner Ahí lo dejo.
Para concluir, Belén Funes es una muy buena directora. Podía haber decidido hacer cualquier cosa como primera película, pero optó por lo cercano, y por recordarnos que lo es. Por ponernos delante un dolor que es el de muchas historias cotidianas. Quizás miremos ahora de otra manera. Quizás intentemos que esa frase final no se pronuncie, que esas lágrimas no lleguen tantas veces.

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